El dÃa después: las costuras
Recuerdo con perfección los dÃas de costura de mi abuela Matilde, que siga descansando en paz. Máquina Singer, aguja, hilo y a coser. Escuadras para delinear y cortar la ropa. Tiza para trazar hombros, mangas, puños y bolsillos. Eran tardes, noches y dÃas de empeño. Pocas veces la ropa quedaba mal. Y si estaba imperfecta, rompÃa el hilo que unÃa la tela para empezar de nuevo. Nunca se desesperaba. Siempre encontró solución. Pero eso sÃ: detestaba que una costura estuviera mal. ‘Maldinga sea’. Esa era su única frase ante la impotencia y la repetición.
Millonarios fue preso de la inhabilidad después que Once Caldas le empatara el partido en tres ocasiones. Con incapacidad vio cómo los rivales pasearon todo el andamiaje defensivo planteado. No fue un asunto de jugadores exclusivos como Pereira o Vega, o MatÃas y Juan Pablo como centrales. Con excepción del penal por mano pitando en nuestra contra, los goles de los visitantes vieron el fondo de la red por perder balones en ataque. Y eso sà fue doloroso. Se corregirá como es obvio, pero vimos esas costuras un poco roÃdas.
Para un desprevenido, serÃa partidazo. Para otros, más escépticos y crÃticos, los tres puntos y los cuatro goles sirven para mantener la cordura. Hubiera sido impresionante hacer tres goles y no ganar, como el año pasado, donde hicieron seis goles que no sirvieron no llegar a los ocho. Menos mal ese gol de más, el de Chicho, nos puso a respirar un poco mejor, sin ventilador, cuando estábamos a 17 minutos de terminar el partido. Entre Emerson más Uribe más Román, y todos los demás, sorteamos el primer problema de 2021. El fútbol se trata de hacer un gol más que el rival. Es sencillo. ¿Las formas y las maneras? Eso está en el credo personal.
Millonarios invita al optimismo, por supuesto, porque se ha podido configurar y trazar una meta con jugadores grandes, amalgamados con jóvenes promesas. Estamos muy biches en todo sentido. Pero tengo una solicitud para para el próximo partido: que no se vean las enaguas en MedellÃn como pasó en Zipaquirá. Esa prenda interior, como la ropa que ella me hizo, será un legado de mi abuelita.
Leandro J. Melo C.
Twitter: @lejameco