El día después: escalando el (oscuro) Everest escarlata
El alpinismo es el nombre técnico para determinar el deporte de escalar montañas. El Monte Everest, el más alto del mundo, ha cobrado la vida de 293 personas desde 1921 hasta 2018, según los reportes estadísticos. Quienes lo practican tienen como bandera, algún día, dejar su nombre inscrito en esta montaña tan peligrosa como maldita y la historia, de los fallecidos o victoriosos, está reservada para quienes lo logran.
Anoche Millonarios logró algo similar a escalar una cerro lleno de altibajos, sorpresas y con mucha pero muchísima valentía. Con orden, presión y el cuchillo entre los dientes, un grupo de hombres se levantó en contra de la estadística reciente: apenas empatar contra América en la fase previa. Desde Wuilker hasta González Lasso, todos dejaron hasta la última gota de sudor para ganar un partido casi que raya en la épica: con todo en contra (ambiente hostil, recoge bolas con el balón en las manos) supieron cómo vulnerar el arco de Bejarano en dos oportunidades. ¡Felicitaciones, hombres, varones!
González Lasso, ese muchacho tan resistido en la pretemporada, la mandó guardar con goles increíbles: escribía el periodista Jotas Mantilla que “centro de Willington, cabezazo de Maglioni; centro de Asisclo, cabezazo de Iguarán; centro de Silva, cabezazo de González Lasso. Todo vuelve”. Parecía una repetición del pasado porque ese sostenido del delantero y su magistral conexión con el balón hizo contener la respiración por unos pocos segundos. Para el 0-2 y con todo en contra, previa expulsión de Román por doble amarilla (quien intentó dos veces desde la derecha con un remate con pinta de gol), Bertel desbordó por izquierda y envió el centro al medio para que el resbalón del defensa rival permitiera ese pase malogrado a la red que dictaminó la ventaja embajadora.
Escalar el oscuro Everest escarlata costó demasiado: ocho jugadores con tarjeta amarilla y dos expulsados (seguro que Macalister está más dolido por el regaño de Pinto que por la propia jugada), además de dos lesionados (la fiera de la defensa, Rambal, y Jaramillo con luxación de hombro). Ese collado llamado Pascual Guerrero se tornó difuso y sombrío ante la permisividad del árbitro FIFA Bismark Santiago. Y acá hay que darnos licencia en la suspicacia: si bien no ganamos por los árbitros, ayer Millonarios salió victorioso aun en contra de él y su asistente dos, Alejandro Gallego. La disciplina en el fútbol se imparte desde los jueces pero cuando está recargado hacia un lado, es difícil sacar adelante el trato de balón. Ya Jorge Luis Pinto pidió audiencia con Su Majestad Jorge Enrique Vélez, presidente de Dimayor, para que vean un partido: ¿le dejará servido el cafecito?
Por último y mencionando a nuestro director técnico, ¡chapeau, Maestro! De la galera sacó trucos necesarios para sentar el precedente de la experiencia que lo avala; con astucia logró acorralar al rival preso de su propio desorden. Con menos tenencia que el rival su equipo logró dos goles: con la experiencia y jerarquía que tiene no dudó en felicitar sus dirigidos. Y con sorna, sin comprometerse, le dijo a la prensa caleña que “ustedes hoy tienen una prensa más independiente que antes”: Jorge Luis Pinto no olvida de qué fútbol viene, sabe lo que pasó antaño y entiende cuáles eran los factores externos que incidían en un partido de fútbol. Y eso es para todos los lados.
Ayer Jorge Luis Pinto lideró la escalada del Everest escarlata con once sherpas vestidos de blanco – azul – blanco: nadie se quedó atrás.
Próxima parada: Unión Magdalena en el Nemesio Camacho.
Leandro J. Melo C.
Twitter: @lejameco