Taches arriba: la necesidad del pasado
El mundo no está patas arriba: está cabeza abajo.
La estatua de Theodore Roosevelt, frente al Museo de Historia Natural Nueva York será retirada en breve. ¿La razón? “(…) representa explícitamente a los negros e indígenas como subyugados y racialmente inferiores”, en palabras de Bill de Blasio, alcalde de esa ciudad. Las representaciones de Cristóbal Colón, Edward Colston y Leopoldo II de Bélgica también fueron decapitadas, pintadas, «vandalizadas», porque sometieron indígenas, traficaron con esclavos y ejecutaron genocidios, en ese orden. Muchos quieren borrar ese pasado. Black Lives Matter: la vida de los afrodescendientes importa. Pocos de ellos tienen efigie alguna.
Durante el confinamiento obligatorio, que ya suena como triste formalidad, MundoMillos se ha encargado de obtener entrevistas con ex jugadores que tal vez merecerían estatua propia. Estamos felices porque todas las semanas podemos hablar con uno, dos o varios de ellos, al tiempo. Algunos son polémicos, difíciles, de poca voz. Otros tienen mejor dicción y verbo, pero todos gozan algo común: representan un pedacito de la historia de nuestro club. Lo anterior no es para sacar pecho por nuestro trabajo sino para simplificar un concepto: para el hincha actual de Millonarios, es necesario apelar a una parte del pasado para generar la suficiente identidad encarando el futuro. Ese antiguo recuerdo todavía es nuestra gloria.
Repaso perfectamente las palabras de Adriana Senior, nieta de Don Alfonso Senior Quevedo, en el cumpleaños 74 de nuestro club: “él lo pensó y tuvo esa visión: un costeño en Bogotá creando el mejor equipo de fútbol de la ciudad y del país”. Hoy estamos lejos de esa idea, connato de quiebra en el medio. La realidad indica que se necesita dinero y esta directiva tendrá la tarea de pedir un nuevo crédito porque la caja solo aguanta para este mes o el siguiente. La nueva misión corporativa es mantener al presidente actual del fútbol profesional porque “se debe respetar la institucionalidad”. Y Millonarios está listo para enredarse con abogados por un arquero de compra obligatoria que, al final, no lo era tanto. Eso sin mencionar que lo escrito en actas dejó de ser veraz, todo en nombre de la pandemia.
Para muchos, el proyecto de 27 millones de dólares carece de total simpatía por la frialdad con el que fue celebrado nuestro cumpleaños en redes sociales. Esta directiva helada, que habla con algunos hinchas -disculpen si se sienten aludidos- nos está invitando ingresar a un túnel sin luz: nos insta a pensar en una nueva historia llena de carencias forzadas por el movimiento actual del mundo. Hoy es obligatorio repasar qué hay en las fuerzas básicas porque no se podrá contratar los dos que muevan el torniquete: retornamos a la dieta de arroz con huevo y anhelamos que el nuevo kínder salve la patria y las arcas del dueño. ¿Millonarios tendrá dinero para costear pruebas COVID-19, en vista que los dirigentes no encontraron una empresa que haga ese trabajo?
Pasa el tiempo y cambia la historia: saltamos de Don Alfonso Senior, llenando estadios para presentar los mejores jugadores de la época, a ser manejados por un emprendedor francés que contempló, con felicidad, un estadio vacío en su primer contacto real con nuestro mundo. Según Don Gustavo, nosotros no sabemos de paciencia y creo que no miento cuando escribo que una generación esperó ver campeón este equipo por primera vez. Eso sí, no seamos ingratos: muchas gracias por las duchas y las canchas para entrenar. Qué pena…
Hay que poner en el centro del debate el presente embajador: seguimos con la cabeza abajo, idéntica posición en el torneo suspendido por el virus maldito. Haré mis votos: como no me quiero quedar sin ver cómo vamos a reescribir nuestra historia, haré fila en un Alkosto para comprar una boleta que me permita observar eso que ahora llaman “el fútbol reinventado”.
Leandro J. Melo C.
Twitter: @lejameco