Alberto Gamero

Taches Arriba: así opera la incertidumbre

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Quedamos a merced de la gloria prometida en el porvenir cercano y estamos ansiosos, cómo no, por repetir dos títulos que han cimentado el imaginario que alguna vez se mencionó: «el equipo de Alberto Gamero merece». La prueba fue superada. Ahora ha iniciado una nueva fase llena de camisetas edición especial, con flamante, amigable y novedoso operador de boletería, y apenas con el refuerzo de la memoria colectiva de juego.

Sin embargo, hay una sombra que quiere alargar su presencia lentamente: la intranquilidad que se avizora en el horizonte por una posible despedida hasta ahora imperceptible.

No sé cómo cayeron las palabras del samario cuando expresó su deseo al querer dirigir fuera del país, lejos de XColi, de Millonarios, de Bogotá. Tal vez las tomamos a la ligera, como ese amigo que te dice «claro que sí, cuadramos ese almuerzo, esas cervezas, pero seguro nos vemos». Para algunos fueron frases en el aire, como una declaración cualquiera, como una nota de prensa igual que la anterior. Para otros, empezaron las tinieblas del mentado final del ciclo, más no del proceso, que supuestamente terminará cuando ganemos la Copa Libertadores. Se está jugando otro partido: el de la posible partida de Don Alberto y para cualquier final, feliz o dramático, debemos estar preparados.

Mientras tanto, así como ningún jugador que quiso irse fue obligado a quedarse para defender el rancho, el mismo que expresó tal condición ahora ya nos ha informado con suficiente antelación su preaviso y la carta ha sido debidamente radicada. Nuestro técnico y adalid deportivo es un buen hombre: suavemente, con mucho sigilo, paciencia y tacto, y dos títulos, y ojalá sean un par más, parece como si nos estuviera diciendo «adiós». Él está vislumbrando otro horizonte, tiene derecho para hacerlo y está en una categoría distinta a la nuestra: la edad le permite escoger. Él ya ganó esa premisa y no quiere que le pase algo similar como a Martin Scorsese, quien a sus 80 años declaró que «el mundo entero se ha abierto para mí, pero es demasiado tarde. Soy viejo». Gamero quiere y necesita ver otra parte del universo, el que se abrió a sus ojos luego de coronar con lujo de detalles su mejor proceso deportivo.

A pesar de todo lo anterior, para los hinchas ya había iniciado el amanecer y justo cuando despuntaba el alba, volvió a oscurecer. Así opera la incertidumbre.

Leandro J. Melo C.
Twitter: @lejameco