Se apaga la ilusión
Me costó iniciar y finalizar este texto. Los sentimientos de rabia como el del partido contra Patriotas y el de preocupación como contra Once Caldas y Águilas se fueron transformando sencillamente en resignación, un sentimiento vago y vacío que esconde la peor de las sensaciones: la del fin de la ilusión.
No sé si podamos jugar peor. Aunque numéricamente hay posibilidades de clasificar, futbolisticamente están muy lejanas las chances de levantarnos de este bache en el que estamos hace 5 partidos. Me empiezo a resignar a no tener fútbol en junio, a tener que ver pelear a otros equipos por la estrella que disfrutábamos justamente hace un año. Empiezo a pensar que, lastimosamente, este semestre no fue.
Me alcancé a emocionar con todo lo sucedido al finalizar el partido contra Equidad. Pensaba que ese sería el ‘clic’ para barajar y volver a empezar, para que los jugadores plasmaran en el césped esas palabras de agradecimiento y gratitud con las que cerraron la rueda de prensa y las declaraciones a los medios, pero me equivoqué, así como millones de hinchas que esperábamos un resultado positivo en la cancha de Montería.
Esa nunca ha sido una cancha benévola para Millonarios. Podíamos perder, incluso omitiendo la mala racha de resultados era un juego difícil, pero la forma futbolistica que mostró el equipo de Alberto Gamero es penosa y desalentadora. Los niveles individuales son paupérrimos, hace muchísimo tiempo no veía un partido en el que ninguno de la cancha se salvará o tuviera una calificación aceptable; en Jaraguay todos los jugadores, incluidos suplentes, hicieron un partido flojísimo. El ranking de bajos niveles individuales lo lideran Daniel Ruiz, Daniel Giraldo y Juan Pablo Vargas, y muy cerquita de ellos están varios entre los que destaco, a Daniel Cataño, Larry Vasquez y Emerson Rodriguez (que a hoy demuestra porqué volvió del extranjero).
Hoy no hay palabras de aliento, esperanza o el ‘vaso medio lleno’. No hubo (de nuevo) alguna muestra de pundonor o acciones que motiven a la ilusión. Esta sensación de resignación, propia de otras épocas de nuestra historia, me tiene decepcionado de lo que inició como un buen semestre.
Y se viene la Copa Libertadores, un torneo que tiene muy poco margen de error y donde los equipos son ampliamente superiores a esos 5 rivales locales que nos han derrotado –con muy poco fútbol pero con justicia– en estas últimas fechas. Una mala primera fase sería fatal para este proceso y abriría la posibilidad de hacer cambios que hasta hace unos meses eran impensados, lo cual desde mi perspectiva sería un craso error.
Y se viene Envigado, otro equipo de la parte baja de la tabla, la cantera de los héroes que queman tiempo, una cancha donde también le ha costado a Millonarios. Espero para ese día volvamos a creer.
Por Andrés Rey (@andresreyhdez en X)