El trÃptico del fútbol femenino
Recibimos a las Embajadoras en su primera fecha de la Liga Femenina 2024 y es necesario hablar no sólo de las contrataciones valerosas para nuestro equipo, o los nuevos rostros que veÃamos anteriormente siendo parte de otras plantillas y que hoy harán su presentación oficial a los medios; también es inevitable seguir exponiendo las particularidades que tiene una liga corta, insulsa frente a presupuesto, y que hasta el momento tiene fieles pero pocos adeptos.
Es curioso pensar que desde el inicio de la Liga Femenina colombiana en 2017 hasta el momento no ha habido grandes cambios. Por el contrario, hemos pasado de justificación en justificación para seguir esperando una liga digna para las jugadoras. La Dimayor se ha encargado de lavarse las manos en cuanto a su realización, difusión y propaganda para hacerla lo menos llamativa posible, y lanzar la pelota a otros entes que no son el problema principal.
El análisis de la liga colombiana consta fácilmente de la división de cabeza, cuerpo y extremidades que, como valores necesarios para la construcción de un congruente trÃptico en cualquier expresión artÃstica (las pelÃculas, los cuentos, las novelas, incluso la vida misma) ayudan a la interpretación de ésta, y por la cual continuamos alzando la voz de reprobación en cuanto a lo diferente que es nuestro fútbol frente al fenómeno mundial. Este pasional deporte nunca será un elemento lineal, su esencia cambiante, imprevisible y emocional hace que las historias que se escriban a su alrededor generen miles de sensaciones y finales alternativos.
En Colombia surgió la liga femenina como un desprendimiento de cada equipo masculino «obligado» a participar para poder continuar su camino en torneos internacionales -más que como un fomento de igualdad en el deporte-. Podemos entonces diferenciar en el trÃptico a la cabeza con sus dirigentes (Dimayor) que han proporcionado lo que han llamado «es todo lo que podemos hacer» como torneo.
Las jugadoras, preparadas para pertenecer a un equipo profesional y que son –o deberÃan ser- las estrellas del show, pensarÃamos que son el cuerpo; sin embargo, por ciertas casualidades o causalidades son tratadas como extremidades, una parte más pero no fundamental, es decir, el elemento irrelevante en un juego de intereses y poderes que termina vislumbrando un trato como coloquialmente decimos: A las patadas.
Todo esto lleva a pensar que la «lealtad» , el amor por los colores y el sentido de pertenencia que se les piden a los jugadores masculinos recaen en un segundo plano con las jugadoras, no como reparo sino como una consecuencia a sus malos tratos en los clubes, en las canchas sin buenas adecuaciones, en las transmisiones sin marcadores e incluso en el poco acompañamiento de la hinchada hacia ellas.
Está en nosotros, los espectadores y periodistas partidarios -las verdaderas extremidades del trÃptico- apoyar a nuestras Embajadoras y seguir con nuestras denuncias de las irregularidades que hasta ahora la cabeza no afronta ni recompone. Nosotros, que portamos la camiseta con orgullo y pintamos de azul de Millonarios nuestra alma y corazón debemos influir en el fortalecimiento y divulgación del fútbol femenino y evitar que las extremidades sean tan lejanas de lo que nos importa como corazón de cabeza y cuerpo: el fútbol.
Esperamos que a finales de agosto podamos celebrar el proceso de la profe Angie Vega, su cuerpo técnico, sus jugadoras nuevas, las que ya vemos como referente de entrega y amor por el Azul, y las que se recuperaron de fuertes lesiones desde 2023, cerrando asà un ciclo no muy fructÃfero en la última liga, y sembrando un futuro prometedor y victorioso.
Paola Clavijo GarcÃa
X: @ojimielosa