Millonarios Femenino

El fenómeno Millonarios Femenino

Al ritmo sonoro de “equal pay, equal pay!” (“¡pagos iguales, pagos iguales!”), la selección nacional de fútbol femenino de Estados Unidos celebró su cuarto título mundial de la categoría en Francia este año. Normalmente, hombres y mujeres se deleitan con la belleza estética de ellas, pero hoy el discurso del fútbol femenino, categorizado en el atractivo físico, está lejísimos de ese estatus, muy apartado de las pasarelas y las revistas del corazón.

“I’m not going the fucking White House” (“no iré a la puta Casa Blanca”) exclamó Megan Rapinoe, estrella norteamericana homosexual, cuando fue consultada por lo que serían sus deberes post mundial. Incitó tantas repercusiones esta frase en pleno torneo, que hasta el presidente Donald Trump le escribió en su cuenta de Twitter “primero termina el trabajo”: jugadora más valiosa del torneo, bota de oro (seis goles, tres asistencias) y, como se sabe, nuevamente campeona mundial, levantando la ansiada copa. La boca quedó cerrada y los deberes al día. A la estela de Colin Kaepernick, jugador de fútbol americano, Rapinoe, quien juega para el Seattle Reign, también se arrodilló cuando sonó el himno de dicho país hace un tiempo, en forma de protesta contra la violencia racial y de género que tiene como protagonista la sociedad mundial y, cómo no, del país del presidente en comando.

Ellas, las norteamericanas, en el fútbol, no tienen rival. 

Todo este contexto para afirmar que en los dos partidos que Millonarios Femenino ha disputado, se planta en el porvenir un verdadero fenómeno de masas en calidad de expansión. Las mujeres hinchas del equipo ahora tienen una razón adicional para amar más al club: la brecha de un torneo visiblemente lejano, comparado con el masculino, se acorta día a día con pases, gambetas, fintas y tacos. La cercanía que ahora tenemos con esta novedad –para muchos de nosotros es un salto al vacío donde tenemos todo por aprender- nos permite acercarnos más a lo desconocido y algo potencialmente precioso.

Más que ver o no fútbol femenino, Millonarios estuvo abocado a este proceso. Pero no lo hizo de forma rápida: se tomó un año más de lo debido porque quería presentar un equipo en sociedad, competitivo, donde la base estuviera en casa (en conjunción con una universidad, donde reside el poder de competencia previa al alto rendimiento) y contratando jugadoras con experiencia. Si en algo se distingue el fútbol de las mujeres respecto de los hombres es que hay mayor lealtad de juego: las faltas son faltas, se presentan roces durísimos y pocas veces, casi nulas, hay pérdida deliberada de tiempo. No hay show, retorcijones mentirosos o intentos de engaño a la árbitro. En resumen, es un fútbol más jugado y menos teatralizado.

En esta sociedad hay machos alfa y mujeres que llevan fuera del límite al feminismo, que llamaré radicales del balón. Por ellos seguramente no tenemos una idea estilizada de lo que significa este enorme paso que está protagonizando el fútbol colombiano. Claro está, hay que señalarlo, que por disposición FIFA y CONMEBOL aquellos equipos que quieran jugar torneos internacionales están obligados a conformar equipos profesionales de mujeres. Hay que arrear antes de atajar y esa fue la directriz que bajó desde los popes del fútbol internacional. Millonarios no se quedó atrás y le apuesta al futuro con signo de interrogación: ¿hasta dónde llegará el fenómeno, será rentable, venderemos camisetas para mujeres con los patrocinadores del fútbol femenil, será viable? Son posibles preguntas que se están haciendo los dirigentes de turno.

Eso sí: pueden salir últimas o primeras, hacer goles o no, eso no importará tanto. No solo es divertirse sino competir en alto rendimiento, ver hasta dónde son capaces ellas por atraer su propio público y convertir a los escépticos: los frutos llegarán en los próximos años y asistimos a una nueva perspectiva de la vida. El fútbol ya no es exclusivo: es inclusivo y debe ser igualitario, hasta en los pagos, como resonó el cántico en Francia.

Éxitos, mujeres futbolistas de Millonarios. Ya entienden de qué viene esta camiseta.

Leandro J. Melo C.
Twitter: @lejameco