El día después: ¡traguen veneno, muchachos!
Cada parada brava, contra un equipo difícil, se plantea desde un simple aspecto: no perder. La derrota en partidos clásicos, históricos, supone un dolor adicional cuando se pierden tres puntos o se dejan de cosechar dos adicionales. Ese punto que Millonarios obtuvo sabe a jugar bien y con oficio pero muy en el fondo quedó instalada la amargura por definirlo en una sola jugada, aislada. Traguen veneno, muchachos.
Dentro del balance y el contexto de juego, Millonarios fue superior al Deportivo Cali. De principio hasta casi el final del final del partido. En juego, sin ser exuberantes como otras ocasiones, Jorge Luis Pinto enviaba mensajes para tener tranquilidad. Y esa fue la primera modificación en el esquema: bajar un cambio con Cristian Marrugo ante la inminente velocidad de Santiago Montoya. Tranquilos, tranquilos todos. Ese mensaje emanó durante el primer tiempo. Pero igual, traguen veneno.
La defensa se comportó como debe ser: con aplomo pero con inusitada eficacia, hasta el segundo tiempo donde Luis Payares fue un manojo de nervios en tres balones difíciles de controlar. Caso opuesto fue Alex Rambal: si Matías se descuida, este muchacho le va a quitar el puesto; tiene oficio, es rápido, no especula con el balón y ofrece soluciones. Para quien escribe, el más destacado del equipo para esta fecha.
Adelante fue un poco más difícil: el Deportivo Cali eliminó opciones de Juan David Pérez, tanto que supo cómo anularlo; Roberto Ovelar alguna escaramuza inventó, pero no fue determinante tampoco en el espacio, hasta que llegó el penal que no pudimos ver quienes gozamos de la televisión.
Un paréntesis: todos entendemos que cualquier cable se puede dañar o desajustar, pero no hay que hacer burla o creer imbéciles a los televidentes, invitándolos a criticar para llenar un red social, Twitter, de insultos para quedar bien y “eso pasa hasta en las mejores familias”. Eduardo Luis creyó que los usuarios de medios somos un montón de chimpancés estúpidos, que no merecemos respeto. La señal puede ser gratis, pero hacernos ver como pendejos es un estímulo adicional para detestar la forma en como el periodismo hoy trata la audiencia, que en realidad tiene el poder. Tomemos aire y sigamos analizando el fútbol. Nosotros, también, debemos tragar veneno.
Ese gol de Elíser, ¡qué loco que está!, determinó que Millonarios se iría en ventaja, en una cancha que le pesa no solo por el rival sino por su ubicación. Pocos minutos después, Felipe Jaramillo vería la segunda tarjeta amarilla, justa, por juego violento. Si Pinto se iba a quedar quieto o no, dependía de la reacción de sus jugadores. Adentro Vega y Huérfano para aguantar el final que se alargó hasta el cuarto minuto de adición. A Camilo Vargas no se le hará mayor mención que, otra vez, haciéndole un gol a Millonarios en tiempo de reposición.
El empate sabe a derrota para muchos. Para otros, es importante no perder como visitantes ante rivales de magna categoría. Y para algunos más, es importante jugar bien, tener el balón, mostrar mejores argumentos que el rival, exponiéndolo a la vergüenza pública. Así Millonarios hizo ver al Deportivo Cali, mínimo, pequeño, maniatado, pero este último equipo supo entender que tiene al mejor arquero del país, más no del torneo, hasta en los tiros de esquina.
¿Por qué tragamos veneno? Marcelo Bielsa se lo dijo a sus dirigidos en el Olympique de Marsella, luego de un empate injusto. Palabras textuales del genio rosarino: “es difícil aceptar la injusticia, muchachos, pero escúchenme lo que les voy a decir: si ustedes juegan así como jugaron hoy, de aquí al final del campeonato van a tener el premio que merecen. Yo sé que nada los serena porque se mataron por el partido, lo merecieron y no lo consiguieron. Acepten la injusticia que todo se equilibra al final. (…) Aunque les resulte imposible, no reclamen nada, traguen veneno, fortalézcanse que jugando así las nueve fechas que faltan van a tener lo que merecen. Los felicito muchachos, ¡a todos, a todos!”.
Próxima parada: Atlético Nacional en el Nemesio Camacho. Otro partido de aquellos, compañero…
Leandro J. Melo C.
Twitter: @lejameco