El día después: seis datos y dos verdades
En el cansancio de la noche, me encontré en la cuarta temporada, episodio cuatro, de la serie de actualidad ‘Axios’ (HBO). Pude ver una interesante conversación realizada por Nicholas Johnston con el Dr. Francis Collins, director del Instituto Nacional de Salud (NHS, por sus siglas en inglés), en la ciudad de Bethesda, Massachusetts (Estados Unidos). Recuerden este contexto: el movimiento anti vacunas, que tanto daño le hizo a ese país por la suma de desinformación reproducida por cadenas de Whatsapp y redes sociales, entregó que la vacunación para 2021 descendiera a niveles alarmantes. Primeras dosis, segundas dosis y ‘boosters’, o refuerzos, estaban en rases bajísimos.
El propio Dr. Collins expresó en un discurso anterior que “de todos los acontecimientos que me preocuparon en estos años, el principal ha sido el creciente desprecio por mantener un estándar elevado en cuanto a la verdad objetiva”. Johnston preguntó qué significaba eso y el administrador de la NHS afirmó: “soy un científico y la ciencia sólo puede considerarse confiable si el estándar de exigencia es muy elevado para probar la verdad. En la medida que sustituimos nuestras esperanzas, creencias y sentimientos por resultados científicos, nos metemos en problemas.”
Millonarios tiene derivaciones de juego irrefutables y probadas, empero que ahora ostenta 42 puntos de 60 posibles en el torneo regular. Así como me llamó la atención ese episodio de ‘Axios’, pregunté a mis amigos y compañeros de MundoMillos en qué ítems del juego y de la táctica somos líderes en Liga.
Antes del partido ante Alianza Petrolera ostentábamos la mejor calificación en los siguientes aspectos: menor total de goles en contra; más disparos al palo; mejor posesión de balón promedio; mayor cantidad de pases precisos / completos por partido, con tres jugadores en el top diez de la Liga (Larry Vásquez, puesto uno; Andrés Llinás, puesto cinco; y Stiven Vega (aunque lesionado, puesto seis); monto total de remates por partido y de remates a puerta; y el equipo con mayor cuantía de tiros de esquina a favor.
¿En qué debemos confiar ahora, ad portas del cuadrangular? ¿En los datos que nos trajeron hasta acá, durante 1800 minutos de juego, efectivos o no, o en la creación de alguna pilatuna, en el golpe de suerte, en esa expresión del momento que solo los magos pueden tener en sus pies?
Si bien ahora el fútbol es una perorata interminable de números, estadísticas y probabilidades, porque así se pueden explicar algunos de los movimientos preparados por el conjunto, parece que estamos depositando mucha fe y metafísica a esos mismos corolarios. La creencia del hincha no se resume en la miríada de añadiduras numéricas y cuantificables para ser líder por tantos partidos: el fanático solo tiene interés en salir campeón y dignificarse como el mejor. Con todo ese resumen de cosas buenas, alegres y maravillosas que ha traído el proceso de Alberto Gamero y sus intérpretes – jugadores, impecables y resilientes, es menester descansar en una nueva estrella para que no se queden o nos quedemos en la eterna promesa de buen equipo del transcurso sin premio.
Otra vez, la vida: hacemos de los pequeños detalles el universo racional que define todo lo que somos. El Dr. Collins sabe que solo con datos no seremos felices y nos vamos a perder de la verdad, esa que solo nos inmiscuye en contrariedades. Y acá les va una, horrible: en Millonarios, Daniel Ruiz, el bendecido, es el jugador de campo con más balones perdidos por partido. Sin embargo, sería peor no saberlo. Él ya está al corriente y hará todo lo posible para cambiar. Yo sé qué detalle se me escapó. Sé qué asunto debo remediar. Y el niño extraordinario, también. En él, en todos, recae toda probabilidad para enmendar lo que hicimos mal. Nuestro patrón más supremo es la verdad penetrante y manumisora, como esta otra: “Elvis Perlaza se viste muy mal”.
“Yo estoy al derecho: dando vueltas estás vos”. Luca Prodan
Leandro J. Melo C.
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