El día después: noche redonda
Parecían caballos que bufaban en la madrugada. El frío de la noche boyacense pintó inclemente. Con sus chaquetas cortavientos grises, lindas, debían atizar la aspereza del hálito helado del ambiente, moviéndose de un lado a otro, exhalando ese aire que cala en los pulmones de forma certera.
Salió un partido lindo, vistoso, apretado por momentos. Sin embargo, Millonarios no palideció ante Patriotas. Ostentábamos una buena marca estadística ante ellos: de las últimas cinco visitas, cuatro victorias y apenas una derrota en La Independencia. Gamero, que conoce la plaza como la palma de su mano, optó por darle rotación urgente a la nómina. Ahí debemos detenernos un poco: no podemos ir en detrimento de los que faltan sino alabar los que jugaron anoche. Queda mal ser procaces con aquellos que tienen dolencias y que deben descansar por obligación. Pensemos que los emergentes, anoche titulares, están ganando su puesto. Seamos un poco buenos. Necesitamos una suma compuesta.
Patriotas no le hizo un gol a Millonarios porque ellos se vieron como nosotros en el partido ante Jaguares. Nos recordaron que tener control del balón sin una idea clara no significa recompensa. El juego interior surtirá efecto siempre y cuando haya delanteros habilidosos que puedan romper la línea central defensiva. Otro alto en el camino: ¿extasiados con Llinás? Seguro que sí. El mejor del partido. Un niño que juega como veterano, como acotó Jotas Mantilla al invocar a Van Tuyne.
Los dos goles son sello de la tozudez de Gamero. Salgamos desde atrás. Tengamos el balón. Juguemos por la izquierda. Ahí reside parte de la potencia goleadora de Millonarios. En una cancha esponjosa, donde los guayos se enterraron en el momento menos pensado (lo sufrieron Uribe, Llinás y Bertel, otro destacado), se sacó un gran resultado. Sendas definiciones de Uribe y el primer gol como profesional de Guerra, ambos en grandes jugadas colectivas, sellaron ese pacto de lo que significa, para muchos, jugar bien.
Es el partido más redondo de Millonarios en 2021 que raya con el absoluto “el mejor”. Y solo con el 47% de posesión, esa que desvela a nuestro cuerpo técnico. En esos primeros 18 minutos de ensueño, de toque, de verticalidad, de arresto físico, el equipo nos regaló una mejor noche para olvidar momentáneamente que la empresa Azul y Blanco apenas quiere participar en el siguiente quinquenio.
Anoche, todo el conjunto quiso competir.
En el horizonte asoma el partido del morbo Nacional. Demasiada importancia para los antagonistas.
Al final, los caballos quedaron exhaustos. Deben descansar.
Leandro J. Melo C.
Twitter: @lejameco