El día después: menos Twitter, muchísimo más trabajo
En la letra menuda de los contratos existe la frase “aplican condiciones y restricciones”. Hay que ver con lupa antes de firmar y por eso muchos clientes o usuarios terminan clavados cuando no saben leer o interpretar lo escrito.
Si no es porque Jorge Luis Pinto y Millonarios están en la parte alta de la tabla, el partido de ayer, amarguísimo empate con el colero de la tabla y clásico de patio, estamos seguros que sería un momento de crisis ineludible e inaceptable.
Deportivo Cali, Atlético Nacional y Santa Fe: uno como visitantes, dos como locales. Todos los tres, empates ante rivales clásicos. Tres puntos de nueve posibles y bastante probables porque ninguno de ellos estaba, en el momento de jugar ante Millonarios, encima de nosotros. Así como ganamos y perdemos juntos, también igualamos de la misma forma.
Si vamos a analizar el juego todo pasa por jugadas puntuales, esas que le han dolido a Millonarios hasta este partido. El error grosero de Matías de los Santos daría para crucifixión y posterior “siéntese ahí” por el resto del campeonato: el uruguayo, antes baluarte, hoy apenas es una tibia sombra de ese gran jugador que vimos.
Luego, a remar: tuvimos el balón, control, pero la precisión no llegó sino hasta los 60 minutos de partido, cuando Felipe Jaramillo, que tuvo un partidazo, lanzó un balón para Felipe Román –intenso pero amarrado a la línea; este lo envió al centro del campo y el discutidísimo González Lasso definió para el empate con el que terminó el partido.
Pinto es capaz de calentar el corazón de los hinchas por redes sociales pero no ha podido insertar sangre adicional en el corazón de Elíser, Barreto o Carlos López. ¡Qué esperpento estos tres jugadores, por favor! El hincha de Millonarios perdona todo menos la falta de coraje y ellos, señalados, son los puntos más pobres y débiles del equipo. Marrugo, que no tiene el oxígeno de la juventud, apela a la garra y la mente para tirar un buen pase. Macalister, el que conocemos, jugó un partidazo. Banguero, pegado a la raya por orden táctica. Duque, con dos jugadas, nos recordó quién es el capitán. Y hasta ahí, no más.
Los hechos, para resumir: no le ganamos al colero y de paso, no ganamos el clásico. Millonarios lleva cuatro partidos sin ganar. Es cuarto en la tabla y no ha jugado contra los tres que nos superan en puntos. Menos mal tenemos ahorros en Liga: de lo contrario, repetimos, sí sería una crisis. En el contrato no estaba escrito que ganaríamos todos los partidos, pero sí hubo un compromiso serio: “en Millonarios solo sirve ganar, ganar y ganar”.
Menos Twitter y muchísimo más trabajo, porque “el trabajo no traiciona”.
Leandro J. Melo C.
Twitter; @lejameco