El día después: liderato indiscutible pero mentiroso
Para desdramatizar la caída ante Deportes Tolima, Jorge Luis Pinto dijo que habían perdido el Manchester United, Manchester City y Porto en la Champions League. No sonó a burla, a sorna: el líder perdió el invicto en casa y dolió muchísimo.
Queda dentro del análisis si jugamos mejor que Tolima, si nos comimos la cancha en el esquema táctico que propuso el nuestro profesor, si los jugadores estaban dispuestos para ganar. Muchos hinchas piensan que hoy ganamos en estilo y perdimos en el marcador, por detalles, pero se olvidan que nuestro rival es el equipo más sólido de los últimos años en Colombia.
Alberto Gamero, sin decir que Pinto no lo hizo, estudió al rival y lo obligó a cambiar su sistema (Marrugo – Montoya – Macalister, con Elíser como sacrificado) cuando el partido se hacía interesante en el 1-1. El técnico del equipo pijao logró jugar al ritmo que quería: tirándose al piso y quemando tiempo (válido o no, ético o no) pero no traicionó que debía presionar el medio campo (Jaramillo – Carrillo) para obtener la posición del balón. En el segundo gol de la visita, el oponente corrió con demencia y seguridad por el medio del campo: nadie lo detuvo, ni siquiera Payares, de discretísimo partido, le metió esa “falta táctica” que podría haber sido expulsión.
Un rival de peso y categoría hizo jugar mejor a Millonarios y enmarcado en su pérdida deliberada de tiempo (Pinto se quejó de la continuidad de juego, aludiendo que “se puede matar porque hay jueces, se puede perder tiempo porque hay árbitros”) desesperó a los embajadores durante muchos pasajes del partido. A la guerra con los niños, los que ganan partidos, pero faltaron hombres para la batalla, los que ganan campeonatos. Faltó cancha y arrabal para plantar cara a un equipo difícil en todo aspecto. Bien o mal armado el plantel embajador, es lo que tenemos y con ellos todavía vamos líderes del torneo, pero solo ganándole a Cúcuta, uno de los que están dentro de los ocho semifinalistas. Es una deuda que se debe saldar pronto.
Al final, Cristian Marrugo salió caminando por la parte norte del estadio. En la soledad de la noche capitalina, después que 14.000 personas se fueron a disfrutar su semana de pasión o descanso, se diluyó, como el costeño, uno de los encuentros que pintaba como partidazo. ¿Lo fue? ¿Jugamos mejor que el rival o ellos nos hicieron ver mal en dos simples errores? ¿Qué tanto hubiera influido ese gol invalidado de mala forma por el línea número dos? ¿Qué pasaba si ese penal de Payares, segundo concedido por él en estas fechas, no era pitado? ¿Si jugamos bien o mejor que el rival, como pasó con Once Caldas y Deportivo Cali, por qué no supimos ganarle a uno de los mejores?
Son dudas y las tendrá que aclarar Pinto. Por lo pronto, el liderato de Millonarios no está en juego pero sí en discusión: parece indefinido que siendo los mejores no podamos ganar a los rivales directos. Un liderato indiscutible pero difuso.
Próxima parada: Cali, ante el América transformado en cabaret interno.
Leandro J. Melo C.
Twitter: @lejameco