El día después: hay crisis
Es muy probable que no nos guste leernos en la derrota porque a nadie le fascina señalarse a sí mismo cuando todo está difuso, difícil.
Así que haré esta nota lo más corta posible para que queden claros los conceptos. Si no está de acuerdo, trague saliva y enumere mis falencias en el análisis, por favor.
Hay crisis cuando usted cabalga todo un año en lo más alto de la clasificación pero no entiende que el partido que se perdió ayer era de seis puntos: en la tabla del semestre, al borde del abismo. Y en la acumulada del año, esa del cupo a copa internacional, el verdugo de anoche nos tiene a tiro de pájaro así sean siete puntos de distancia.
Hay crisis cuando usted recibe los nombramientos de los árbitros sin protestar. No se debería pero hay antecedentes: Emerson González prometió un plan de trabajo específico para Bismark Santiago luego del 1-2 (mismo marcador de anoche, misma condición visitante para el ganador del partido en el cuadrangular pasado) y no se notó su mejoría. Un árbitro FIFA, estimados, recibe sueldo fijo desde Zurich y solo se dedica a su trabajo. Lo haya hecho bien o no, quedó bastante señalado por las instancias de sus decisiones.
Hay crisis cuando un jugador se lesiona, no entra el que debe reemplazarlo en su posición natural e ingresa otro que viene de capa caída, como Jaramillo. La expulsión del volante que inició su carrera como defensa central seguro fue por alguna palabrita adicional hacia el juez: no se entiende cómo más fue retirado. Acto seguido ingresa Moreno, otro destacado por su nula participación, y comete el penal con el que América empata el partido. Y del gol de media distancia: bueno, normalmente el otro equipo hace lo que nosotros no ¿queremos, podemos? hacer.
Hay crisis cuando el técnico Jorge Luis Pinto nos dice en rueda de prensa que siente pena y vergüenza con todos, desde el dueño hasta el hincha. “No tengo qué más decir”. Seguro que me señala la madurez y la experiencia: “cuando aprendo a manejar también me enseñan a frenar, pero no cuándo frenar”. Y la perla de la noche: “hay cosas que de mi mano no puedo hacer más”. Fuerte, muy fuerte.
Y yo siento que hay crisis cuando los directivos, tan callados últimamente, no se ponen al frente de su negocio. Del presidente no espero nada, pero del dueño, sí. Porque en estos momentos tan apremiantes no solo basta con visitarlos iniciando cada semestre, sino que entiendan que cuidar la garita, el estanco, les representa dinero, ese que tanto aman.
Quedan tres strikes para salir de esta crisis real, de resultados y de objetivos que no se están cumpliendo. ¿Podremos?
En resumen: hay crisis.
Próxima parada: Junior, en Barranquilla. La necesidad tiene cara de sudor y lágrimas un miércoles por la noche.
Leandro J. Melo C.
Twitter: @lejameco