Once Caldas Millonarios 2021

El día después: el sello del autor

Hemos contemplado una perfección tortuosa en el inicio de Liga. Es dolorosa porque el quinto hueso metatarsiano de Emerson se encuentra en fase de recuperación y debemos sumar el dolor por la partida de la madre de Felipe Banguero, recordada en el primer gol del encuentro. La camiseta exhibida para recordar la Señora Millán, que en paz descanse, muestra esa gran unión de grupo que ha podido cohesionar Alberto Gamero desde tiempo atrás, toda con la complicidad de los jugadores más experimentados.

El comentarista Juan Pablo Varsky escribió durante el partido Huracán – River, por liga argentina, que “el fútbol se valora en juego pero se mide en resultados”. Millonarios goza en ambas situaciones. Jugar bien o no hacerlo depende de la retina particular pero es innegable que los resultados en ambas tablas, reclasificación y torneo regular, son elegantemente perfectos. Así como la idea del técnico se sostiene, los números avalan su gestión.

Millonarios muta lentamente. Pasamos de intentar comprender a qué juega el equipo para llegar hasta el estilo propio del entrenador. La anterior palabra es uno de los asuntos más difíciles de lograr, es la mayor peculiaridad que puede conseguir un equipo de fútbol: llegar a ese nirvana y conservarlo, partido tras partido, será la mayor tarea del semestre. Posiblemente quedará en la mente de algunos la imperfección de jugadas puntuales en momentos de distracción personal (Llinás, Juan Pablo Vargas y Pereira, ellos tres entregando mal varios balones). Esas pocas falencias se maquillan por la afortunada conjunción del equipo. Otro valor agregado a los puntos obtenidos.

El tobillo sangrante de Fernando Uribe nos recuerda la fragilidad del cuerpo humano y atiza la carencia de buenos árbitros. Nuestros huesos y cartílagos quebradizos en cualquier momento dicen “basta, no puedo más”, como sucedió con el ariete. Así como Rengifo se levantó con el pie incorrecto en el Hotel Carretero, Guerra ingresó para decirle “tranquilo, amigo, que yo te ayudo”. Su gol es la traducción por querer arrimar el hombro, por correr con utilidad y criterio: es otra muestra más del sentido de pertenencia a un conjunto.

En resumen, lo anterior indica que estamos contemplando un equipo que madura gracias al sello de su autor.

Sigue muy temprano para observar el alba. Sigue muy oscuro antes de amanecer. Todavía no conocemos el techo del equipo y apenas unos tenues rayitos de luz entran por la rendija. Estimados y estimadas hinchas de Millonarios: gocen de la tranquilidad por dos asuntos particulares. El primero es que es que este equipo muestra condición de fiabilidad. Y el segundo, más emocional, más cercano, más nuestro: cuenten unos pocos días más para encontrarnos en cualquier tribuna del Nemesio Camacho.

Ya casi nos vemos.

Leandro J. Melo C.
Twitter: @lejameco