Millonarios Once Caldas 2022

El día después: el líder recuerda por qué es el primero

Van pasando los días y las noches y la memoria juega malas y buenas pasadas. No me acuerdo cómo fue que me hice la cicatriz que tengo en la parte derecha de mi frente cuando tenía cuatro años. Mi madre me indica que fue por estar en una panadería, haciendo coquitos a una señora que creía linda. Me caí, me llevaron a la clínica. La sangre brotaba a borbotones y en la urgencia, dice mi progenitora, me cosieron con rapidez, más no con estética, porque tocaba cerrar esa herida como diera lugar.

Traigo a colación esa breve anécdota tocándome la frente y aludiendo de lo que sí tengo recuerdo. Once Caldas, levemente emparejado en el historial de victorias con la de anoche, apenas una por delante en 49 enfrentamientos de los que tengo registro, no fue apabullante. Simplemente táctico. Y esos equipos rugosos, casi feos, con dos líneas de cuatro jugando en menos de once metros en defensa, sin remates al arco, nos puso no a sufrir, sino a reflexionar.

Nuestra reminiscencia se traduce en goles, aunque sean pocos, uno solo para más claridad. El niño Ruiz inventa, se echa el equipo al hombro, tira de gallardía y, sorpresa lingüística, hace caso de la lección otrora de Marcelo Gallardo con Juan Fernando Quintero: “¡hágase, cargo!”, pela’o. Sus compañeros lo respetan, le dan el balón. Le dicen “cobre, mijo, que usted puede”. Nadie tiene derecho a dudar de él. Ya colecciona plaquetas de “el mejor de la noche” porque intuye, profundamente, que es hacedor de nuestra alegría. Los venezolanos, Celis y Sosa, sin premio en la convocatoria realizada por el viejo querido de Pékerman, hacen de la solidez de su juego un armamento pesado que produce daño. Larry, el segundo mejor de la noche, lucha para encontrar una mejor versión que hará imbatible a Vega, y viceversa. Y así vamos reconstruyendo la evocación de una batalla brava, jodida y airosa.

Repaso también que una de las mejores pugnas con estrategia de campo, de esas que nos encantan a los perfeccionistas de la idea dentro de un terreno de juego, fue justamente contra el próximo rival y también, bella providencia, en la misma condición: visitantes, con Independiente Medellín. El desafío de anoche me acordó de las cosas buenas que tiene Millonarios, el líder, el imbatible, el que ostenta el arco en ceros en muchas cruzadas, el que se acuerda, jugando, por qué es es mejor hasta hoy. Cuando hay que ser férreo, ahí está plantando cara; si debe pegar, lo hace sin miedo a la rechifla; y si debe atacar, lo hace con los argumentos ampliamente sostenidos por todas estas fechas.

Vienen paradas bravas y no se dejarán al garete. DIM y Junior, miércoles – miércoles. Y después América, allá en el Pascual. Mientras tanto hay que darle manejo a esas piezas que andan entre algodones, sumando los tocados anoche, defensas para más colmo. 

Y todos, así, se llevan su retentiva propia de una noche de viernes propicia para seguir liderando un torneo que nos tiene apenas con cinco puntos para decir clasificados a semifinales. Nos volveremos a ver, contrincante blanco como la nieve del Nevado del Ruiz. En los ocho nos cruzaremos. Otra vez. Este partido será para echar en cara que los recogebolas nuestros también juegan. Y para que la banda costarricense tenga su autofoto con Juan Pablo.

Leandro J. Melo C.
Twitter: @lejameco