El día después: dos formas para llegar a la gloria
Son días y noches de furia en el Deportivo Cali. El guayabo deportivo que deben tener hoy no es capaz de palearlo un sancocho a orillas del río Pance. Peor todavía cuando Mayer Candelo, eterno capitán del mar azul, sale en rueda de prensa y dice que todavía nos quiere y nos recuerda. Gasolina para el incendio en el cañadulzal. Entre ‘Chusco’ y él, ven impávidos cómo su equipo no reacciona. Se demorará bastante tiempo en regresar a sí mismo. El diez sabe en qué lío se metió. Hay prestigios que se obtienen de maneras muy raras.
Antes de este partido, llamé al mejor coleccionista de camisetas de fútbol del país. Se llama Nelson Bobadilla. Sabía que era socio del Deportivo Cali. En la llamada me aclaró que devolvió un título valor que ya no lo representa. Una cosa es ser hincha del equipo, otra muy diferente del club y sus administradores. ¿Qué pasó con ese club modelo y envidiado por muchos? Los males tienen historia y no son de ahora. Alguna vez hubo un presidente que los dejó con la caja saneada. Ahora, tienen un déficit de más de 100.000 millones de pesos. Ni siquiera el título obtenido hace poco ayudó a sanear financieramente el balance. Al contrario, les terminó de abrir el hueco. Su cantera está desmantelada. Sus sedes y estadio, al borde del embargo. El presente de la tromba verde, es la historia de la autodestrucción y el cataclismo con sobrada determinación.
Si Don Gustavo hubiera escuchado mi conversación con Nelson, seguro estaría bastante orgulloso de su obra. Él diría que este es el camino que deben seguir Millonarios y su empresa administradora. Que hay caja para trabajar y cero deudas por pagar. Hasta Don Enrique habló la semana pasada con medios afines diciendo algo parecido. La victoria de anoche le da la razón a Azul y Blanco: según ellos, este trazado quinquenal es la mejor autopista para manejar hinchas ilusionados con los números en ambas tablas, reclasificación y torneo. En el fondo, muchos fanáticos azules preferirían endeudarse hasta el tuétano, como lo hizo Deportivo Cali, porque ambicionan levantar un trofeo y admirar una estrella pagando cualquier costo. Los verdes del Valle sostienen el lastre y esperan no desaparecer. Los azules de Bogotá anhelan una estrella financieramente autosostenible. Hay dos formas para llegar a la gloria. Escojan.
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Fue un baile añejo en una noche lúcida. Se comieron cuatro goles. Pereira en modo zen, Vargas metió el pie en el momento justo y Millonarios pegó con solvencia, así le hayan asestado dos goles producto de la desconcentración. Mientras tanto, imaginé a Don Alfonso Senior sacando un pañuelo de su blazer impoluto para que Don Álex Gorayeb pudiera secar tantas lágrimas tristes. Y también pensé que el segundo le entregó al primero el mismo objeto, al verlo estallado de suspiros de risa cuando observó que nadie podía agarrar ese perro criollo de color negro.
Leandro J. Melo C.
Twitter: @lejameco
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