El día después: crédito agotado
Para que el golpe sea menor hay que afirmar con vehemencia lo siguiente: si Deportivo Cali hubiera jugado como la tromba que suele ser, seguro que nos comemos más goles en el primer tiempo. Como no lo hizo y fue inferior 45 minutos, nos regaló espacios durante ese lapso. No supimos definir: esa es la enfermedad que tiene Millonarios. Está sobre diagnosticada. Nada que encontramos remedio.
Los equipos del Valle del Cauca nos vienen mal últimamente. Primero, América, con un equipo diezmado, nos sacó de una final acá en Bogotá, hace más de un año. Ahora, los azucareros patearon dos centros, desde costados diferentes, para dos cabezazos que fueron gol. La línea argumentativa es igual: en ambos encuentros nos fuimos arriba en el marcador. Y resultamos perdedores en esos partidos. Y como locales. Y en nuestra casa.
De los 19 partidos oficiales que tiene Alberto Gamero como técnico embajador, su equipo apenas ha sacado en ceros la portería en cinco ocasiones. Y solo ha podido ganar dos partidos cuando eso pasa. Tres empates terminan esa estadística. Siendo técnicos y evocando el pasado, Don Gabriel Ochoa lo tenía claro en su sabiduría: “dame un buen arquero y duermo tranquilo”. El caso es que ni eso tenemos. Los defensas no ganan duelos aéreos. Los laterales no impiden un centro desde el costado. A veces el medio campo es un colador. Y los delanteros muestran escaramuzas de cara al arco. Ni Montoya está en nivel, ni Elíser es solución. Apenas encomendados al fútbol base. Y así pasa el tiempo.
Hay periodistas que gozan de la primicia. Dos de ellos cantaron la nómina inicialista e invitaba a ilusionarse con este partido. Si García hubiera acompañado a Duque, podríamos tener más tranquilidad: Gamero optó por Vega, inventando con Godoy como lateral izquierdo. Mackalister, levemente recuperado, volvió a salir del terreno de juego por dolencias. Si habíamos aprendido a jugar sin él: ¿cómo recomponer el camino cuando es reemplazado? ¿Qué hizo Gamero para cambiar un equipo feliz en el hotel, a uno descompuesto en el camerino? Preguntas sin respuesta.
Por lo pronto esos dos goles del equipo visitante, que nos repasó en apenas 45 minutos finales, son la cereza del pastel de la decepción. Se puede esfumar un dinero importante por el concepto contable “clasificación a siguiente ronda”, si es que existe tal rubro. Nada más resiste análisis.
En Millonarios, la autocrítica es una materia que se desprecia con constante esfuerzo. El crédito se agotó.
Próxima parada: Atlético Nacional en El Campín, en duelo de necesitados.
Leandro J. Melo C.
Twitter: @lejameco