Adiós a las familias del Campín

Doña Anita tiene 65 años, cuatro hijos y tres nietos. Todos han conocido el Campín gracias a ella, que lleva asistiendo al máximo escenario capitalino por 42 años. No tiene boletas ni es abonada, mucho menos ha sido miembro de una barra, pero ama a Millonarios como cualquiera de nosotros y le ha pasado ese sentimiento a su familia.

Al igual que las cabezas de otras casi 80 familias, doña Anita es una de las empleadas y los empleados de la Corporación Mecatto, conformada por Miguel Moreno, encargados de llevarnos a cada partido la lechona, los tintos y las aromáticas, las hamburguesas, los palitos de queso, los paquetes y los perros calientes que nos hacen más amables las esperas o los medios tiempos. Y su entrega al trabajo y servicio de los hinchas futboleros de Bogotá es también una herencia, porque sus padres fueron de los primeros vendedores en el estadio, fabricando y vendiendo maní y turrones, y pertenecieron al primer sindicato de trabajadores, llamado Coliseo.

Doña Anita siguió con la fábrica y venta de maní cuando sus padres fallecieron, trabajando dentro del Nemesio con sus hermanos. Y después de venderlo directamente y luego a la primera empresa distribuidora de alimentos, apareció Miguel Moreno y los productores y empleados empezaron a asociarse con él. Mecatto era la corporación encargada, además del Campín, del Palacio de los Deportes, la Plaza de Toros y el Coliseo El Campín. De los 42 años de servicio a la ciudad, doña Anita completa hoy 35 vinculada a la Cooperativa.

Sus cuatro hijos han trabajado con ella en los puestos de las diferentes tribunas. Su hijo menor sigue con ella en el sector de oriental sur y ya completa seis años junto a su mamá trabajando en el estadio con los equipos capitalinos, aunque son más en los que se vinculó vendiendo sólo cuando Millos jugaba de local. Pero todos y cada uno de ellos tendrán trabajo solamente hasta el final de la temporada 2024-1.

Movistar al parecer es el ganador y dueño de la licitación que reformará el emblemático estadio bogotano, ya que todos los empleados de la corporación han sido informados de que la multinacional tendrá a cargo las comidas que se ofrecerán en las cuatro tribunas. Además de un posible «Movistar Campín», «Movistar Camacho» o en el peor de los casos, «Campín Movistar Arena» de confirmarse la licitación, la empresa no solamente tumbaría y alzaría nuevas estructuras y sillas para los hinchas bogotanos, sino que desde ya traerá su propio despliegue y recursos humanos y arrasará a su vez el sustento económico de 123 empleados que quedarán sin trabajo.

Doña Anita y tres de sus cuatro hijos deberán ingeniar una nueva manera de suplir sus necesidades básicas, ya que el Estadio Metropolitano de Techo sólo podrá albergar -solamente cuando el rival amerite la apertura de todas las tribunas- alrededor de 32 trabajadores por partido, a los que turnan y nunca son los mismos. Las concesiones y arreglos que se habían podido lograr con los empleados del Palacio del Colesterol, cuando también fueron víctimas del despojo de sus puestos de trabajo, serán imposibles de proyectar ante los intereses particulares de quien pondría el efectivo para la privatización a 10 o 15 años del terreno donado por don Nemesio Camacho.

Dejo esta nota y denuncia abiertas a cualquier idea y proposición legal o fraternal para poder dar una mano a doña Anita y a todos los empleados que nos han llevado el menaje y las bebidas durante tantas tardes y noches de éxtasis futbolera, lamentos deportivos y paréntesis de vida de 95 a 100 minutos. Sinceramente no se me ocurre nada para poder encarar y contrarrestar las decisiones de particulares que hoy los tienen al borde del desempleo irrevocable.

Carlos Martínez Rojas
@ultrabogotano