De 2-0 en 2-0…
Imposible no recordar la noche del sábado 25 de septiembre de 2010. Millonarios estaba al borde del descenso, venÃa de perder el clásico 261 con Santa Fe y tenÃa los mismos puntos que el Envigado en zona de promoción. Todos los hinchas rivales se burlaban, cantaban que «Millos se va para la B» con la música de la canción «alabaré» de la iglesia católica. Era el turno de enfrentar al América de Cali en casa, con la presión y el fantasma de perder la categorÃa al acecho.
Imposible no recordar esa noche. Entró mucha hinchada visitante al estadio, que no tenÃa habilitada la tribuna de Occidental por obras previas al mundial Sub20 de 2011. Fue un partido que significó un punto de quiebre en la campaña. Un inmenso Luis Delgado guió desde el arco hacia una victoria fundamental al atajarle una pena máxima a Gabriel Fernández en el primer tiempo. Después, el gol de «Ringo» Amaya en el primer tiempo y el de Carlos Saa en el segundo para un 2-0 final que catapultó anÃmicamente al equipo que dirigÃa RÃchard Páez: Millonarios ganó 13 de los siguientes 18 puntos en disputa y se salvó de la promoción y de la B.
Un año más tarde, el 19 de noviembre de 2011, se repitió el 2-0 de azules a escarlatas en El CampÃn, esta vez para enviar a los «diablos rojos» a jugar la promoción, aquella de la que sus hinchas se burlaban de Millos en la previa de ese sábado 25 de septiembre de 2010.
Ocho años después, pero ahora en Cali, Millonarios volvió a ganarle por 2-0 al América. Esta vez con realidades distintas, Millos con salud administrativa, deportiva y financiera, con un proceso que ha dado dos tÃtulos y el regreso al ámbito internacional; América en medio de una crisis reflejada en su presente: DT interino, protestas de su barra más numerosa y tribunas vacÃas. Nunca antes se vio un Pascual tan desolado para un América – Millos. Y para completar, también le jugó en contra la mala suerte, pues nadie imaginaba un gol a los 10 segundos.
Para los de Russo el primer tiempo fue difÃcil. Se jugó demasiado atrás, se sintió el ahogo de los locales y se perdió la pelota. Millos no lució cómodo en los primeros 45 minutos, que fueron de resistencia pura con todo y el 1-0 a favor. Ya en el complemento el rival sintió el esfuerzo y con el segundo gol terminó la función. Insultos por un lado para todos, gritos de protesta por el otro, desmanes a las afueras, hasta que se escuchó el ole de la parcial roja a sus propios jugadores mientras Millos tocaba de un lado al otro, la desesperación hizo que se tocara fondo.
Y asÃ, de 2-0 en 2-0, los presentes de dos de los equipos con más tradición en Colombia fueron cambiando. Millonarios pasó de estar en zona de promoción a ganar cuatro tÃtulos oficiales, romper anti-rachas, volver a Copa Libertadores y ganar dos veces seguidas en el Pascual (el último triunfo antes de la era Russo habÃa sido en 2003). América pasó de burlarse de los rivales a jugar promociones y perderlas, descender, durar cinco años en la B, sufrir para volver y ahora hacer que su afición lo dejara con el estadio vacÃo cantando el ole a su propio equipo. Todo se devuelve.
Si hay un momento lindo en la vida de todo hincha es cuando se ve a los seguidores rivales dándole la espalda a su propio club en pleno clásico. No tiene precio. Por eso el 25 de agosto de 2018 también pasará para el recuerdo bonito. Hay partidos que quedan en la retina y en la memoria para siempre. Hoy agradezco a Dios por haberme permitido estar allá, en el Pascual, para vivir este hermoso 2-0, como aquella noche del 25 de septiembre de 2010 o la del 19 de noviembre de 2011.
Twitter: @elmechu