Canto de gol: Menos charla y más acción

En lo más atrás que mi memoria me permite ir, recuerdo un partido en Bogotá contra Atlético Huila. El momento del equipo era malo y los hinchas estaban muy disgustados con lo que veían en la extinta Copa Mustang. En una jugada en el área opita el juez Barahona expulsó a dos visitantes en el primer gol Embajador y Millos, sin titubear, lo terminó ganando 4-0 con goles de Julián Gómez, Diego ‘Guateque’ Moreno y Carlos Castro. «Me voy triste por la hinchada», «Es una lástima que los hinchas actúen así» y «Hay que seguir trabajando» eran las voces de los protagonistas capturadas por el extinto ‘Diario Deportivo’ que resumían el sentir de la plantilla y lo acontecido en las tribunas.

Los Comandos, oriental, occidental y los poquitos que en ese entonces íbamos a sur por su accesibilidad económica celebramos cada uno de los cuatro goles, por supuesto. Pero en todo momento alzamos la voz y entonamos cánticos de protesta por el mal momento azul, el fútbol que el profesor Umaña no encontraba con el equipo, y la senda casi sentenciada de que en ese año tampoco romperíamos el maleficio que pareció nacer en 1989. La hinchada entendió que el 4-0 fue circunstancial a las dos rojas a favor y que un dedo no iba a tapar el sol.

El viernes a la salida del estadio me encontré con dos colegas de MiMillos. Y les decía que no recordaba la última vez que los hinchas habíamos abandonado las tribunas del Campín enojados habiendo ganado los tres puntos. Claro, es posible. De hecho el año pasado cuando perdimos contra Santa Fe decía en aquel ‘Canto de gol’ que, aún perdiendo, rescataba la gallardía del equipo por la cual salimos de nuestra casa tranquilos con todo y derrota.

La quemadera de tiempo de Montero desde el 70. La defensa que afortunadamente en muy pocas ocasiones dejaba pasar todo ataque ofensivo pero que, en ellas, no llegó la paridad de milagro. La irrelevancia de los extremos que ni marcan la diferencia ni centran bien. La obligación de Leo Castro de tener que buscar balones en propio campo porque no recibe pases. La suplencia de Daniel Ruiz que volvió a demostrar que merece la titular. Los cuatro minutos y adición que juega Juanjo Ramírez. Mantilla en el banco viendo una inexplicable titularidad a fuego de Córdoba…

Menos charla y más acción, reza el famoso adagio. En nuestra vida nosotros podemos decir hasta misa, prometer y afirmar, predicar y sentenciar. Pero la realidad y los hechos son los que cuentan y los que desbordan ante un tapón de excusas orales. Lo comprobé con las palabras de Gamero elogiando justamente a Palacios y a Jhon Emerson, y diciendo que eligió sacar «al menos peor» viendo mejor al otro físicamente, que siempre estará más entero porque camina la cancha. Y con un paso más atrás, con aquellas de Mackalister Silva ofreciendo disculpas a los viajeros a Valledupar, que son un libreto que ya conocemos. Profe, muchachos: menos charla y más acción. Porque pudimos haber ganado, pero el buen fútbol no puede limitarse a los primeros 15 minutos de partido después de una semana de trabajo. Mucho menos con tres de recuperación sin fútbol que se vienen.

​El canto de gol para acompañar esta columna es ‘A Little Less Conversation’, edición mix del inmortal Elvis Presley:

Carlos Martínez Rojas
@ultrabogotano