Tolima Millonarios 2021

Puede ser un punto muy valioso

Con un hombre menos durante más de 75 minutos, Millonarios le hizo un partidazo al siempre complicado Deportes Tolima en su casa. Por momentos pareció como si el que tenía un expulsado fuera el local y no el Embajador. De hecho, las mejores opciones de gol estuvieron de nuestro lado. Al final fue un empate a un gol que para Millos será buenísimo si se puede redondear el próximo jueves en la vuelta de este mini-playoff. Lo sucedido en la ida de la final debe servir de lección.

Lo sucedido en la cancha del Murillo Toro puede interpretarse de dos maneras. El optimista podrá decir que por el trámite del partido, por la excelente disciplina táctica que tuvo el equipo y por lo complicado que es jugarle a este Tolima con 10 hombres, el resultado es un puntazo de oro. El pesimista podrá decir que cuando se jugaba el tiempo de adición el central y el VAR se inventaron un penal a favor del Embajador que Juan Pablo Vargas mandó a las nubes, que ese podía ser el 2-1 y que esos dos puntos que se fueron podrían terminar siendo vitales en la definición del grupo. A fin de cuentas, en los últimos minutos de los dos partidos de visitante, Millos ha dejado escapar 5 puntos. Ambas visiones son válidas.

Antes del partido, los hinchas y la prensa tolimense celebraban la victoria de Alianza Petrolera sobre el América. Allá se sentían seguros de una nueva victoria por el 2-3 de hace un mes. En la primera jugada del partido buscaron inquietar el arco de Ruiz y trataban de mandar el mensaje de que Millos iba a pasar angustias en esa cancha que se ha vuelto tan difícil para nosotros en las últimas tres décadas.

Pero para Millos ese fue el sacudón que sirvió para acoplarse definitivamente en la cancha, ganar los duelos en la media cancha, desconectar a Cataño entre Giraldo (el mejor de la cancha) y Vega, adueñarse de la pelota y ser bastante inteligentes para no jugar en terreno contrario sino tratar de maximizar al máximo las opciones creadas. Primero avisó Román con un remate que dio en un rival y golpeó el palo y después facturó Fernando a la salida de un tiro libre de costado en jugada preparada en la semana, 1-0.

Era el partido redondo para Millonarios pero esa felicidad solo duró tres minutos: el VAR llamó al central, él revisó y se dio cuenta de una falta de Emerson que le dio para la roja. Ahora iba a ser más complicado aguantar la ventaja, Gamero ordenó jugar 4-4-1 y a defenderse con toda: Ruiz por la derecha con perfil cambiado y Mojica, que reemplazaba a Macka, por la derecha.

Millos aguantó el envión anímico/futbolístico de los pijaos y Esteban Ruiz sacó dos pelotas claras de gol, hasta que en el último minuto del primer tiempo Sergio Mosquera pateó desde bien lejos y puso el 1-1. El Tolima tenía una carta que nosotros usualmente no usamos: la media distancia. Gol en momento clave, justo antes del entretiempo.

Gamero movió las fichas. A la cancha Gómez, afuera Mojica. El «diablo» por la derecha y Dani Ruiz por la izquierda. El plan era el mismo, había que defender con uno menos el resultado pero sin permitir pasar angustias. Y así fue. El número 30 fue la pesadilla para los tolimenses durante la primera mitad del segundo tiempo. Sus diabluras por la zona derecha del campo fueron dolor de cabeza para la hinchada local, tanto que los colegas se acercaban a preguntarnos «quién es ese muchacho» desesperados por lo que pasaba en la cancha. Uribe la tuvo en un mano a mano que le sacó el arquero, mismo caso para Gómez, todo siempre por la derecha.

Y Tolima cayó en la trampa y en el desespero. Se desesperó Hernán que hizo cuatro cambios en dos minutos y se desesperaron los jugadores porque intentaban pero siempre perdían en el último pase. Virtud de Millonarios por cerrar bien todos los espacios y defecto del Tolima que pasaba la pelota de un lado al otro sin sorpresa, algo así como lo que le pasaba mucho a Millos en el todos contra todos, 500 pases inoficiosos porque había cero remates a puerta y cero opciones de gol.

Millos tenía un hombre menos pero nunca se sintió. Las mejores ocasiones de gol fueron para el Embajador. Había un mérito inmenso por la forma como tácticamente se planteó el segundo tiempo sin sufrirlo y el 1-1 era un negociazo tremendo. Pero ni pijaos ni Embajadores contaban con que el VAR le fuera a dar al equipo de Gamero un penal que a juicio de quien escribe estas líneas nunca existió. Era el papayazo del cuadrangular. Minuto 93, penal para Millos, que empataba en Ibagué con un hombre menos.

En ese momento, seguro, el recuerdo de aquel gol de Harrison Otálvaro -también en el último minuto con el partido 1-1 en Ibagué hace 9 años- vino a la memoria. Esa noche, Harri hizo el que para muchos es el gol de la 14, ahora este podría ser el gol que cambie el curso del cuadrangular. Al frente se paró JP Vargas, perfilado de pierna zurda, y elevó el balón a las nubes. Lo cantaron como un gol propio los hinchas del Tolima y para el hincha azul fue un instante de desolación.

Segundos después llegó el final, los pijaos celebraron como triunfo este empate por ese penal fallido (ellos se creían ganadores antes de jugar) y los Embajadores no sabían cómo reaccionar entre el orgullo por la forma como sus jugadores los representaron en la cancha o el desasosiego por ese penal sobre la hora. Por eso, insisto, ambas versiones son válidas. Yo me quedo con que fue un punto de oro en una cancha muy complicada y ante el equipo más duro del grupo. No cualquiera hace el trabajo que hizo Millos en el segundo tiempo con uno menos en el campo.

Lo cierto es que este punto solo servirá si la tarea se complementa este jueves en El Campín. En la final del Apertura empatamos en Ibagué y no sirvió de nada, debe servir de enseñanza. Pase lo que pase, no se puede perder ese partido para seguir en la pelea por ganar el cuadrangular.

Twitter: @elmechu

Esta es la Ficha Técnica del partido.