Millonarios Once Caldas 2018

Pudo ser mucho peor

Que en un partido de local la figura sea el arquero deja mucho que hablar. Como en otras presentaciones anteriores, todas en casa, Millonarios terminó jugando como si fuera el equipo visitante, sometido ante un rival que le quitó la pelota y puso a sufrir a los defensas azules y a 10 mil personas en las tribunas. Nuestro Millos sigue sin ganar en casa, ante Caldas, por el trámite, el punto es hasta bueno, porque el desenlace pudo ser mucho peor.

Al principio, todo era oscuridad. Al minuto 42, Cadavid falla al querer salvar un córner y la jugada termina en gol del Caldas. Era el 0-2 que parecía lapidario. Los visitantes ganaban desde los 8 minutos y con este segundo tanto parecían sentenciar la historia. Millonarios era pura enjundia, y trataba de acercarse a los predios de un inspiradísimo Cuadrado que sacó las que tenía que sacar.

Afortunadamente, Millonarios pudo volver al partido cuando hasta pensarlo era idealista. Todo gracias a dos acciones en momentos clave: el descuento de Hauche en el tiempo de adición de la etapa inicial al cazar un rebote que dejó Barreto y poner el 1-2 antes del entretiempo, y el empate de Cadavid, de pena máxima, cuando apenas se jugaban 5 minutos del complemento. En un abrir y cerrar de ojos, con lechona, dedo de queso y cerveza sin alcohol en el medio, el hincha de Millos pasó de la desolación por «la derrota segura» a la esperanza de la resurrección con el 2-2.

Cadavid salió corriendo hacia su campo tras el penal y le hizo señas a todas las tribunas de que quería escuchar más duro los cantos. La gente hizo caso y subió el volumen. Fueron instantes de adrenalina pura, en las que el equipo se contagió por el empate impensado y salió a buscarlo todo y los hinchas parecían fieras heridas, cantaban con hambre de triunfo. Al frente, Cuadrado dañó el ambiente, como siempre contra Millos, el portero se juega un partido de otra galaxia.

El momentum de los Embajadores cesó cuando llegaron los cambios, sobre todo con el último en el que salió Marrugo. Fue el Caldas el que se montó en el juego, le quitó la pelota a Millos, lo alejó de su predio y consiguió desesperar a la afición porque Millonarios no volvió a atacarlo más. Faríñez fue el salvador, atajó dos pelotas claras que pudieron marcar la diferencia para el rival.

Caldas parecía el local y Millonarios el visitante, y así se terminó un juego que fue una montaña rusa emocional: depresión con el 0-1, frustración con el 0-2, motivación con el 1-2, esperanza con el 2-2 y desesperación con los minutos finales al ver que el sueño de una remontada de dos goles no iba a llegar. Millos sigue en deuda en casa, sigue afuera de los ocho. Tendrá que asegurar su clasificación a semi de Copa contra Jaguares el miércoles y luego ir, otra vez, a recuperar lo perdido en casa por fuera, ahora en Bucaramanga.

Twitter: @elmechu

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