Lo importante es la personalidad
Por lo menos siete jugadores de Millonarios debutaron en una Copa Libertadores ante Paranaense en Curitiba. Hasta Vikonis, el capitán del equipo, probó la miel del torneo de clubes más importante del continente por primera vez en su carrera. Otro que, con todo y los partidos jugados, también debutaba, era Cadavid. Junto a ellos, los de menor experiencia: Palacios, Duque, Eliser, Arango, Machado. Razón tenÃa Russo cuando, en la rueda de prensa, habló de la inexperiencia del plantel.
El reto no era sencillo. Si el solo hecho de nombrar las palabras «Copa Libertadores» ya da escalofrÃo, el estar en un estadio como el de Paranaense lo multiplica mucho más. Es sencillo, el jugador colombiano está acostumbrado a canchas en mal estado o que no tienen sus tribunas completas como Envigado, Techo, MonterÃa… y pasar de eso a pisar ese monstruo que es el Arena da Baixada tiene su ciencia.
Los dos párrafos anteriores le dan todavÃa mucho más crédito a la presentación que realizó Millonarios en el partido de ida frente al Furacao. Con cero experiencia copera, en un estadio que se impone de forma fuerte apenas ingresas, y que, por su estructura, hace que cualquier grito de la afición se escuche más duro (habÃa llovido y el techo estaba cerrado); los jugadores de Millonarios cumplieron a cabalidad su misión de sacar un buen resultado para quedar vivos en la serie.
El resultado fue una derrota, pero en la cancha no hubo tal diferencia. Hasta el penal, el local estaba desesperado porque no encontraba la fórmula (mismo desespero que tenÃan los rojos y verdes en Colombia). Vino la jugada, sancionada por el central por el grito de los hinchas, y el gol que, por ahora, tiene desequilibrada la serie.
Pero después, los azules no cesaron ni se cayeron, siguieron aplicando su estilo y su libreto, estuvieron cerca de empatar. Un equipo que tenÃa muy poca experiencia en Libertadores y que jugaba en un estadio que en Colombia podrÃamos tener en 20 años, no se dejó amilanar y dejó la serie abierta. Esos novatos debutantes en Copa demostraron seriedad y personalidad, y por eso la hinchada quedó tranquila pensando que el resultado se puede remontar la próxima semana.
Foto: Nicolás Vikonis estuvo a punto de detener la pena máxima de Grafite en Curtitiba (archivo Mundo Millos)