La serie está para cualquiera
En el fondo todos -o casi todos- lo sabÃamos. Por lo menos lo sospechábamos muchos pero fueron pocos los que lo dijeron: por lo general, cuando en la antesala a un clásico capitalino hay previas exhorbitantes y exageradas en las redes sociales,  cuando hay exceso de despliegue y cubrimientos en los medios, el partido resulta un juego soso en el que se pega más de lo que se juega, hay pocas opciones de gol, y el resultado es un 0-0 o 1-1. Esta no fue la excepción, el partido de ida de los octavos de final de la Copa Sudamericana terminó empatado sin goles.
Y ese resultado, que deja todo en Stand-By para lo que será la vuelta el 2 de octubre, puede tomarse de varias posibles maneras. Está la optimista, que indica que el resultado es bueno porque Millos era «visitante» y supo contener a Santa Fe jugando con su gente; y está también la que se lamenta porque, justamente, el plus de ser «visitantes» era hacer goles ya que es el primer Ãtem de desempate y por eso el 0-0 parece beneficiar más a los rojos, que con un gol en la vuelta nos ponen contra las cuerdas.
También influye la forma como se da el duelo. Si se mide por los últimos 15 minutos (más los seis que dio de adición el argentino Rapallini), en los que Santa Fe atacó y Millonarios se resguardó por el hombre de menos ante la expulsión de Carrillo, el empate es bueno. Pero antes, durante los 75 minutos previos a la expulsión, Millonarios pudo haber hecho más y buscar algo mejor que un 0-0. Por momentos se respetó demasiado el hecho de tener al frente al rival de toda la vida con su gente. Por un instante olvidamos que el primer Ãtem de desempate es el gol de visitante, como si para Russo y los suyos el 0-0 hubiera sido el único objetivo.
Del trámite hay que decir que Santa Fe empezó mejor los primeros 15 minutos hasta que se le terminó el envión. Después, Millos logró sacudirse de la presión cardenal y salió de su terreno para que el partido se jugara más en el medio. Barreto tuvo una opción clarÃsima a los 25 minutos pero no se capitalizó. Por lo demás, mucha fricción, mucho golpe, mucha entrega… pero poco fútbol y pocas emociones.
En el segundo tiempo, un poco más de lo mismo. Exceso de testosterona y carencia de brillo. Hasta que llegó la expulsión de Carrillo que inclinó la cancha para los rojos. Wuilker salvó la acción más clara de los «locales» al minuto 88 y luego, entre más y más fricción, se consumó el primer round del clásico por Sudamericana que dejó la serie igualada pero con una ligera ventaja para Santa Fe por no haber recibido goles.
Generalmente, cuando la previa es desmedida por la gente y los medios, los equipos quedan en deuda. Esta no fue la excepción. La serie está para cualquiera y se definirá en el segundo y definitivo round, dentro de dos semanas, en el mismo lugar, a la misma hora y por el mismo canal. La consigna será tratar de rematar sin permitir goles que nos pongan a sufrir.
Twitter: @elmechu
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