Golpazo de autoridad
«Tiene miedooooo, Uribe tiene miedooooo» sonaba durÃsimo mientras el siempre localista Carlos Betancur trataba de coordinarse con sus colegas de otras plazas para arrancar al mismo tiempo los 10 partidos de la jornada. «Y mi cucho me decÃa en el estadio que debÃamos odiar a Millonarios», gritaban duro como 35 mil gargantas que, motivadas por las redes sociales oficiales del elenco paisa, se querÃan comer vivos a esos once jugadores vestidos de azul que estaban en el Atanasio. Era el ambiente más hostil. Ellos quisieron calentar la previa, a lo mejor se sintieron ganadores como cuando pintaron el bus con la estrella que nunca llegó frente al Tolima, y nunca pensaron aquella frase que dice que «la lengua es el azote del culo».
Arranque frenético, lleno de golpes y grescas. Cero fútbol. A los siete, penal para el local -bastante discutido pero el central era Betancur- y dos amarillas para los azules. Cobró Dorlan y fue gol, 0-1, Gamero llamó a todo el grupo y los reunió en la zona técnica mientras los rivales celebraban. Una mini charla técnica era necesaria, liberar los karmas, no caer en el juego y superarlos con la pelota y no con los golpes. Finalmente somos demasiado diferentes: nosotros hicimos nuestra grandeza con fútbol y clase, ellos la hicieron con sangre, dudosos arbitrajes y un polvillo blanco por ahÃ. La jugada grande del partido fue esa del sonero tras el 0-1 en contra. HabÃa que recomponer.
A Quintana -portero verde- le perdonaron una roja, luego Macka tuvo una chalaca que dio en el horizontal. Afortunadamente la pelota le quedó a Giraldo y el volante azul liquidó el arco sur para poner el 1-1 y silenciar por completo el Atanasio. Sorprendente fue la reacción después, cuando Macka estrelló una vaselina en el larguero y cuando Millos le untó la pelota a Nacional de un lado al otro para recibir la rechifla del público, una especie de «ole» a la inversa. Cada pase azul que era chiflado por la afición verde era elixir para el paladar millonario.
En el segundo tiempo apareció la figura de Jáder Valencia, quien reemplazaba al «miedoso» Uribe. HabÃa tenido dos opciones en la inicial que no pudo concretar e hizo que el hincha extrañara más de la cuenta a Fernando, pero también mostraba movimientos tácticos interesantes, sobre todo sirviendo de pivot para poner a jugar a los volantes. A los 59, centro al área, el portero sale con los puños y rechaza a cualquier parte (pero «tiene nivel de selección», dicen), Emerson aprovecha y devuelve atenciones con otro centro al área y ahi apareció Jáder para poner el 2-1.
Valencia lo celebró con muchos saltitos llenos de alegrÃa y cada salto era un desespero más para la afición local. Con el paso del tiempo era cada vez más notorio el silencio en el estadio, y fue el propio Jáder el que se encargó de volver el templo del fútbol paisa en un funeral a los 69, luego de aprovechar un remate de Emerson tras jugada por la izquierda al que el portero (que «tiene nivel de selección») dio rebote para el 3-1. El Atanasio Girardor era un solo silencio sepulcral.
El equipo verde, herido en su orgullo, buscó por todos los medios el descuento. Casi lo logra en un tiro libre pero habÃa fuera de lugar. Por lo demás, Nacional se estrelló una, y otra, y otra vez con el férreo esquema defensivo que le planteó Gamero (potenciado los últimos 10 minutos con el ingreso de Murillo para hacer lÃnea de 5 sin pelota). Millos supo defenderse bien sin necesidad de echarse atrás y terminó quedándose con el superclásico con total justicia. Eso sÃ, sobre el final el partido tuvo amagues de bronca entre ambos clubes, terminó como comenzó la contienda.
Pasó lo mismo que en la Super Liga 2018. Resulta que en Nacional no saben perder y menos de local, nadie sabe cómo reaccionar: ni los jugadores, ni el DT, ni los hinchas heridos porque la casa estaba profanada. Y mientras tanto, en Bogotá, el «miedoso» Uribe lo disfrutaba mientras se preparaba, como todos nosotros, para el verdadero torneo que comienza la próxima semana con los cuadrangulares.
Millonarios fue a MedellÃn, aguantó los intentos de carga del rival en las redes, se plantó, jugó serio, perdÃa, empató, remontó, goleó y ganó. Dio un golpe de autoridad, se quedó como cabeza de serie y piensa en las finales. En Nacional no saben perder, calentaron el partido en la previa por sobrados y no supieron cómo manejar la derrota, allá les enseñan que deben odiar a Millonarios y entre Macka, Giraldo y Jáder les dieron tres motivos más para odiarnos. «La lengua es el azote del culo», dice una frase sabia.
Twitter: @elmechu
Esta es la Ficha Técnica de la victoria