Bucaramanga Millonarios 2022

El Embajador le arrebató un punto al «leopardo»

No hubo goles, tampoco grandes emociones. Fue un partido físico, táctico, estratégico friccionado y hasta por momentos aburrido. Millonarios logró sacarle un valioso empate a un Bucaramanga vigoroso al que se le debe reconocer que ganó el duelo del tablero, pero al que no le alcanzó para ganarnos. El Embajador no tuvo una buena noche, cayó en las malas entregas, pero volvió a sacar el cero en el arco.

A los dos minutos, centro desde la izquierda, cabezazo y gol local, invalidado por el línea y revalidado por el VAR por «medio pie» luego de tres minutos de análisis. El partido empezó con frenesí pero después de esos minutos de expectativa por la revisión de la jugada se fue cayendo lentamente hasta convertirse en el típico partido de segunda fecha de torneo después de vacaciones, pretemporadas cortas y calendarios apretados.

Nuestro equipo trató de hacer la suya: posesión, presión alta y líneas adelantadas. Craviotto compró el discurso, dejó que Millos se le viniera pero le cerró todo lo que había. Desconectó a Macka, taponó a Ruiz, no dejó salir a Vega ni a Larry y el único espacio que quedaba era el de Gómez por la derecha, infructífero. Millonarios llegaba a tres cuartos de cancha y ahí, por virtud rival o por error propio, siempre se careció de ideas, de sorpresa, de variantes. Y sobre el último tramo del primer tiempo, el local se creció en confianza e hizo que el equipo de Gamero tuviera que bajar las líneas y la intensidad.

Los primeros 15 del complemento fueron todos para Bucaramanga. Millos salió dormido, desconectado, perdido. Sufrió ese comienzo del segundo tiempo, tuvo demasiados errores en salida y parecía que no podía contener la embestida del local. Gamero movió el banco y cambió a los dos extremos. La movida funcionó, al menos desde lo actitudinal y por un pasaje del partido. Sirvió para tomar un segundo aire y alejar al local de nuestros terrenos.

Millos logró sacar al Bucaramanga de predios de Montero, quien también aprovechó toda su experiencia para enfriar el partido cuando le tocó salir desde el arco para calmar la marea. Tocaba, ya que durante casi todo el segundo tiempo el Embajador fue una suma de imprecisiones y el Bucaramanga hizo más por el partido. Y un capítulo aparte merece el expediente pelota parada: hace ya más de un año que no le sacamos provecho a un tiro libre para volverlo gol. En ataque, eso si, el equipo azul seguía sumido en las imprecisiones y en la esperanza de que alguna individualidad pudiera cambiar la historia. Macka nunca apareció, Jáder fue destellos, Guerra fue ganas y Herazo una isla con palmeras amarillas.

Sobre el final, Sherman pegó un disparo en el palo y Montero conjuró dos veces más el grito de gol de los locales. Y llegó el silbatazo final de Ospina. No fue un partido brillante pero fue un empate muy valioso. A muchos hinchas no les gustó el funcionamiento del equipo y quedaron defraudados desde lo futbolístico, aunque tranquilos desde lo matemático.

Para la tabla de posiciones es un punto positivo, cuatro de seis en una mini-gira de visitante para iniciar el torneo. No fue un partido fácil, ni bonito, ni emocionante ni bien jugado, pero Millonarios, que pasó muchos tramos del juego envuelto en errores y limitantes, logró sacar el resultado. Todo bien por ahora, pero el sábado se viene Nacional y todos, azules, verdes y hasta los de los demás colores, sabemos lo que eso significa.

Twitter: @elmechu

Esta es la Ficha Técnica del partido