El dÃa después, número 4
DirÃa la canción, por este escrito, “¿y para qué leer / un periódico de ayer?†Cuando más arrecia la tempestad, más calma debemos tener. Y hay que medirse con las palabras: la calentura, en la escritura, no es una buena idea.
ParecÃa que la noche anterior serÃa una diferente, sin lluvia y con una mejor cara para afrontar la tercera fecha del torneo, pensando en afrontar los partidos importantes en el mes. Un partido antes, en Tunja, la nómina rotó, ganó y gustó. Por esa misma idea, obligatoria con tres torneos, anoche pasamos un trago amarguÃsimo.
Por Bogotá han pasado equipos que nos han quitado el balón, incluso saliendo victoriosos. El rival de anoche, ese que se ha interpuesto en momentos de récords, nos pintó la cara con una gran diferencia: el técnico y algunos jugadores llevan menos de dos meses juntos; parecÃa como si llevaran años. Pase, precisión, rapidez, velocidad y, con apenas dos remates de ellos, palidecimos de local. Si Millonarios no nos deleitó anoche, con el DIM se pagó la boleta del espectáculo futbolÃstico: nos pintaron la cara en el Nemesio Camacho.
En la idea de juego, la misma que sostiene Don Miguel, los actores de ayer eran los principales: personajes preparados para demostrar que estamos en condiciones de transitar con alguna comodidad los torneos locales. El traspié hizo extrañar la victoria frente a Patriotas: con diferentes intérpretes, Millonarios jugó “a otra cosa†en Tunja. La semana pasada se referenció que hay competencia entre los jugadores: entonces, ¿quiénes deben ser titulares?
No se puede perder la cabeza por un mal resultado pero hay problemas sintomáticos en Millonarios: pierde puntos de local (es una constante en todo el 2018), tiene un solo esquema de juego (en el primer semestre no tuvo recambio de ningún tipo y se la jugó con los canteranos), no conocemos el verdadero equipo (el que ganó la Superliga en MedellÃn, el que empató con Jaguares como local o el que ganó frente a Corinthians como visitante) y los cambios del técnico son bastante extraños y tardÃos (anoche, por ejemplo, ¿alguien entendió por qué Barreto ingresó por Salazar?)
Parece una curva de rendimiento baja y que puede caer mucho más en caso de no tomar medidas urgentes. Agosto y septiembre son meses difÃciles en Millonarios: amagos de crisis y los últimos tres técnicos despedidos, se fueron en el mes que viene. Si la hinchada quedó encantada con el rendimiento anterior, esta vez salió con cara sombrÃa, aunque levemente esperanzada porque todo debe cambiar rápidamente. Es como ver fuegos artificiales en el Simón BolÃvar en medio de la noche lluviosa capitalina, en pleno “festival de veranoâ€.
Todo fue muy raro.
Próxima estación, Atanasio Girardot.
Leandro Melo
@lejameco