El día de nuestro natalicio deportivo
Hoy 18 de junio es un día solemne para millones de hinchas del fútbol que tienen pintados y tatuados los colores azul y blanco. Dentro de la liturgia, la comunión del fútbol, el hincha, a veces el último eslabón de esa cadena alimenticia, es el encargado de otorgarle razón a una práctica común dentro del esquema futbolístico: darle vida y colorido a un equipo de once jugadores en un terreno de juego.
Para muchos, Millonarios es el símbolo de unión dentro de las familias: congregados frente a un televisor o en la tribuna de El Campín, o en cualquier estadio de Colombia, siempre hay un asistente que nos representa. Nos hicimos amigos de quien menos pensábamos, aprendimos a hacer comunidad en la diferencia de opiniones: todo esto porque tenemos en consonancia que amamos algo que nos identifica, nos une y a veces nos excluye. Dentro del núcleo duro de nuestro estado pasional, los colores azul y blanco son el reflejo de una idiosincrasia única, particular. El club que fundó Don Alfonso Senior representa gran parte de las historias que orientan la historia del fútbol profesional colombiano: ¡muchas gracias fundador!
Como Millonarios es una familia, y pasa en todas, hay discordia entre las opiniones sobre el equipo y el club. En nuestra época contemporánea, acrecentada por los discursos de las redes tecnológicas, todos tenemos el derecho y la obligación sobre la opinión de nuestra amada escuadra: debatimos con pasión y vehemencia qué somos o qué deberíamos ser. Mostramos carácter ante la adversidad, sustentamos nuestra egolatría en los títulos obtenidos y sacamos pecho de la historia que nos enseñó el camino de la gloria. Nadie discute los ídolos, sabemos quiénes son y en los libros están condesadas esas ricas gestas que nos dieron el abolengo que merecemos, que vivimos cada día, que conmemoramos en fechas como hoy.
En la victoria sabemos educarnos pero las derrotas nos fortifican de manera excepcional. El fútbol entendido como juego deportivo pero también como estrategia de guerra, posee el condimento adicional otorgado por los seguidores, los fanáticos, los radicales o los que solo van a los clásicos: no solo es fiesta, bombas de estruendo, papelitos al aire o rollos de registradora; es la dimensión de una parte de nuestra existencia que permite la caracterización plena de lo que somos y podemos ser. Millonarios, al final, es una extensión de nuestra identidad.
Aun con los desacuerdos que tengamos con los dirigentes de turno, que entienden el fútbol moderno como un espectáculo de élite, tenemos la suficiente resistencia para ingresar al estadio. En medio de precios prohibitivos por la situación actual, nos rebuscamos, como sea, ese dinero que no se compromete en la canasta familiar. Por eso, los hinchas de Millonarios son seres únicos: invierten dinero en fantasía, conviven con la permanente tensión de salir campeón y donan tiempo para que otros los entretengan y los representen.Desde el Cabo de la Vela hasta el Amazonas; desde Buenaventura y Bahía Solano hasta Puerto Inírida. En Europa, Asia, África, Oceanía y América. En todos los rincones del planeta nos regodeamos en el amor irracional, la pasión desenfrenada y el hambre de ser mejores: en todos lados estamos.
Millonarios transita en dirección de marcar una época, con trabajo arduo y muchos sacrificios por hacer. Detrás del equipo hay hinchas que recorren carreteras y visan pasaportes, pisan aeropuertos, circulan sueños por un color. Por las copas que nos faltan, por los héroes que vienen en camino, por las ilusiones depositadas en un terreno de juego, por la actitud de victoria, por el ánimo de ser mejores, por la esperanza de festejar: nuestra valentía siempre obligará.
En el día de nuestro natalicio deportivo, ¡feliz cumpleaños Millonarios!
Leandro J. Melo C.
Twitter: @lejameco