Dos puntos que duelen
Faltaban seis minutos para que se terminara el partido y Millonarios ganaba, si se quiere, de forma tranquila a Rionegro Águilas. Un gol de Duvier Riascos en el primer tiempo parecía ser suficiente para asegurar lo que, parecía, una victoria segura para las cuentas de todos.
Para ese entonces, Russo ya había movido al banco, había sacado a Duque y a Rojas, y Millos estaba tan tranquilo, que su estado pasó a ser de máxima relajación. En la tribuna, los hinchas hasta comentaban de sus aventuras e historias en esta semana partida por festivo. Todo era tranquilidad total…
Pero entonces, como ya ha pasado antes, el típico partido que parece tranquilo se convierte en el típico partido que un equipo chico daña y quita puntos. Esta vez, fue el penúltimo de la tabla, el que no había convertido goles y había perdido todo lo que había jugado en el semestre. Ese equipo, Rionegro, empató el juego y cambió la tranquilidad por desespero.
Y Millonarios lo intentó, claro. El gol en contra despertó a los azules de ese letargo que había sido todo el segundo tiempo, producto del exceso de confianza. Lamentablemente, los minutos finales no fueron suficientes y el equipo azul volvió a ceder puntos de local y a borrar el gran trabajo realizado el jueves.
Si hubieran entrado todas las opciones generadas, nadie estaría contando esta historia. Lo cierto es que, por ahora, Millonarios es mejor visitante que local (a diferencia del semestre pasado) y ahora deberá ir a Ibagué a volver a recuperar afuera lo que se pierde en la casa, con escala previa en Barranca para asegurar la clasificación a la siguiente fase de Copa.
Era un partido tranquilo, parecía una victoria relajada, y terminó siendo un empate que deja bronca entre la afición porque, es simple, a este tipo de rivales hay que liquidarlos y no confiarse solo con un solo tanto. Por eso hoy se van dos puntos que duelen contra un equipo que antes no sabía lo que era hacer un gol.
Twitter: @elmechu
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