Ahora sí, tres puntos en la maleta azul
Hay motivos para celebrar, muchos. Podemos celebrar que Millonarios por fin ganó su primer partido del semestre, y lo hizo con autoridad, sin terminar quemando tiempo. Podemos celebrar que tenemos en el plantel a un jugador como Carrillo, que ha aguantado desde la distancia la oportunidad de ser titular y cada vez que la tiene demuestra con goles que no merece perderla. Podemos celebrar que el búfalo está de vuelta por el primer gol de Ovelar con Millos por Liga. Podemos celebrar que el arco salió en ceros por primera vez…
Podemos sumar el valor agregado del hecho de saber que la nómina que inició en La Independencia no era la titular habitual, más bien una mixta con muchas novedades en el frente de ataque. Y con base en eso, un gran trabajo de Barreto convirtiéndose en el mejor de Millos en la primera mitad, un sacrificio enorme de Ovelar que buscaba reencontrarse con sí mismo. Millos enfrentaba a un gran local con muchos cambios pero hacía un gran partido.
Faltaba solamente un poco de chispa para llevar ese buen trabajo del terreno de juego a demostrarlo con goles, y para eso, Russo tenía un conejo debajo de su sombrero de mago: mandó al campo a Juan Camilo Salazar y el canterano se encargo del resto. Vino el gol de Carrillo para abrir la cuenta y luego el de Ovelar para cerrarla, para espantar esos fantasmas de que nos iban a empatar sobre el final por tercera vez consecutiva, todo con Salazar como protagonista.
Millonarios volvió a Tunja y se volvió a devolver a Bogotá con los tres puntos en la maleta. Su hinchada llegó masivamente a verlo en otra ciudad y se devolvió a casa con la satisfacción del deber cumplido. Carrillo llegó a cinco goles siendo volante suplente y Ovelar anotó por primera vez desde febrero. Ah, y Wuilker sacó el arco en ceros. Triunfo que reconforta, que devuelve ilusiones.
El sábado volveremos a casa, esperando ratificar esto con un triunfo sobre el DIM, primer rival directo de la Liga.
Twitter: @elmechu
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