323 minutos con el arco cerrado
Primero es bueno tratar de no comparar lo sucedido con Millonarios con lo que le viene pasando a la selección Colombia en las eliminatorias. Si bien hay un factor común que es la falta de gol en ambos casos, el equipo de Reinaldo Rueda juega sin alma, mientras que al de Gamero si hay algo que no se le puede criticar es la actitud.
Desde aquel gol de Diego Herazo frente al Pasto en la primera fecha, Millonarios no ha vuelto a convertir. Ya han pasado tres partidos, 323 minutos, dos empates y una derrota. Desde la óptica positiva se puede decir que el Embajador está invicto afuera de casa en tres salidas y que en los tres partidos no recibió goles. Sin embargo, hay una sensación generalizada en la hinchada de que al equipo azul se le nota falto de ideas, variantes y sorpresa, que parece predecible y que cualquier rival que le arme dos líneas de cuatro bien compactas lo neutraliza.
Ante Envigado, Millonarios no tuvo equilibrio. Todo el primer tiempo jugó solo por la izquierda y se le olvidó que existía la derecha. La etapa inicial era lo que pudiera hacer Dani Ruiz y lo que pudiera cazar Herazo allá, en el frente de ataque, en donde era una isla. El balón le llegaba poco, a pesar de sus interesantes movimientos tácticos. Y Envigado, que avisó en el primer minuto con un remate desviado, se dedicó a controlar a Millos y atacó poco. Por eso los primeros 45 minutos dejaron cero emociones y muchos bostezos.
En el complemento ingresó Guerra por Gómez, pero Millonarios volvió a inclinarse hacia un solo lado. Olvidó por completo la izquierda y se dedicó solamente a atacar por la derecha. Envigado tuvo un poco más de confianza, adelantó las líneas pero tampoco tuvo claridad. Un par de remates tibios que contuvo Montero fue todo lo que mostró el local. Y Millos tuvo con Macka (que no tuvo una buena tarde) la jugada más clara del partido: un remate que golpeó el horizontal.
Gamero movió el banco: Sosa, Yúber y Márquez al campo. El primero y el segundo entraron muy bien y conectados, y el equipo otra vez se inclinó por una sola banda, la izquierda. Hubo dos opciones de gol que hicieron que la gente se levantara de la silla pero la pelota no entró. No iba a entrar así jugáramos toda la noche.
El 0-0 es justo, merecido y fiel reflejo de lo que se vio en el campo. Los hinchas cantaron contra los directivos y terminaron cantando el «Movete» para tratar de empujar un equipo que por muchos pasajes se vio repetitivo y falto de ideas. Ojalá esta sequía de gol se termine este domingo, cuando nos visita el Unión en la casa de siempre.
Twitter: @elmechu
Esta es la Ficha Técnica del partido.
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