Cali fue azul
Cuando se es hincha de Millonarios y no se vive en Bogotá, vivir la pasión azul al máximo es bastante complicado, sobre todo en plazas en las que hay equipos con rivalidad marcada como Cali o MedellÃn. Los partidos contra los equipos chicos de esas regiones (Envigado, Rionegro o Cortuluá) son perfectos para asistir al estadio con la tranquilidad de que la vida no corre riesgo, lejos del temor de ser atacados por los aficionados de los clubes locales.
El domingo, ante Cortuluá, las localidades de la tribuna Occidental se llenaron de muchÃsimos hinchas de Millonarios de Cali y sus alrededores. Viajó gente desde Bogotá, claro, porque la hinchada nunca va a faltar, pero hinchas de Buenaventura, Cartago y Popayán, entre otros municipios, también fueron al estadio.
Y obvio, después de ocho años de frustraciones en el Pascual Guerrero, de ver como Millos no podÃa ganarle ni al Cali ni al América en cada visita, de tener que aguantarse a sus compañeros hinchas de esos equipos burlarse, saborear una victoria en su ciudad o su región es más que placentero. Por eso, desde que Millonarios salió a calentar se sentÃa ese ambiente de fiesta por parte de la hinchada vallecaucana.
Afortunadamente, Maxi abrió la cuenta temprano para dibujar sonrisas en esas casi 2 mil personas que estaban en las tribunas, los que tuvieron que sufrir un tedioso proceso de ingreso al estadio que incluÃa prueba de alcohol y registro de huella pero no les importaba nada porque querÃan ver a su equipo del alma. Luego celebraron el segundo gol, el de Ayron, y finalmente se dedicaron a disfrutar como Millonarios tocó a lo largo y ancho del terreno para dejar sin ánimos a los locales.
Tanto en el entretiempo como al final del partido, todos querÃan su foto, muchos se bajaron a la zona cercana a la salida al vestuario para buscar la foto con sus figuras o la firma de alguna prenda. Algunos, como Cadavid y Carachito, se tomaron el tiempo de sacarse las «selfies» con los hinchas. Dio mucho gusto ver tanto niño con su camiseta de Millos, feliz por la victoria y dichoso de haber estado ahÃ.
Cali fue azul en la noche del 29 de octubre de 2017. Ellos, los hinchas que llevaban ocho años asistiendo al Pascual y saliendo tristes, por fin pudieron volver a salir sonrientes, con la satisfacción del deber cumplido: ver a su equipo del alma, y verlo ganar jugando bien. Merecido para una región que siempre se caracterizó por tener abundancia de hinchas Embajadores a lo largo de la historia.
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