Adiós Libertadores
Millonarios empató por tercera vez en casa y se despidió de sus aspiraciones matemáticas de continuar en la Copa Libertadores de América, para la que nunca estuvimos a la altura.
Ante la ausencia de muchos de sus hombres por lesión, Alberto Gamero eligió a Montero en el arco, Alfonzo, Llinás, Vargas y Hernández en la defensa; Giraldo y Pereira en el medio defensivo, y Rodríguez, Silva y Ruiz en el ofensivo; y en punta Juan Esteban Carvajal.
El primer tiempo se caracterizó por posesión, intención, y ataques Embajadores que terminaban en un remate bloqueado, un tiro de esquina o balones a la línea final. Y a pesar de que Millonarios tenía la iniciativa, eran las llegadas de Palestino las más riesgosas y las que traían más peligro al arco de Álvaro Montero.
Cuando todo parecía indicar que el primer tiempo se iría sin goles, un ataque por el costado derecho de la cancha vio picar a Delvin Alfonzo hasta la línea de fondo, quien centró al corazón del área y el balón le quedó a Carvajal. El juvenil, que minutos antes había estrellado el esférico en el palo, de manera poco ortodoxa le pegó y la mando al fondo de la red por el palo derecho del portero visitante. Minuto 39 y el marcador se teñía 1-0 para el azul.
La primera parte terminaría con más claridad y tranquilidad de Millonarios, que incluso pudo haber aumentado el marcador en una pelota clara de Mackalister que intentó englobar al arquero, pero su disparo salió muy muy débil. Para la segunda etapa no hubo modificaciones ni en el equipo bogotano ni en el chileno.
Millonarios repitió el libreto de la primera mitad, teniendo el protagonismo y las intenciones, pero errando jugadas claras, marcando un gol anulado por fuera de lugar y derrochando llegadas con superioridad numérica y nítidas opciones de poner el sello en el marcador.
Los cambios defensivos, después del ingreso de Paredes, empezaron a reaparecer en el banquillo de Gamero, dando paso a Banguero, Vega y Arias para sacar a los creativos y el único 9. Pero con todo y el terror del técnico, Millos tuvo la jugada más clara del final en un mano a mano de Pereira con el golero rival, botando el balón por fuera del arco.
Y la peor tormenta de la noche capitalina llegó. No con la lluvia incesante, sino con el segundo minuto de adición, un balón bombeado al área de Montero, Arias estorbando a Llinás y Marabel empujó la bola dentro del arco sur. Silencio sepulcral en el Campín y los únicos USD 330.000 que parecían listos, se fueron a la alcantarilla.
La próxima cita será el domingo en una cancha seguramente rota, cuando Millos espere a Bucaramanga por la tercera fecha del cuadrangular.
Carlos Martínez Rojas
@ultrabogotano
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