Canto de gol: la última carta
No hay más opciones ni más alternativas. No por las cuentas matemáticas, que son acá tan variables como la Liga misma. Es más cuestión de rescatar a Millonarios del abismo emocional en el que está, desnudado al finalizar del clásico. Y ganar sin parar es la última carta que queda.
Cuando terminó el 1-1 contra Equidad vi a la profesora Angie Vega en dos facetas. Una autocrÃtica y preocupada, desahogando con algunos colegas su frustración. Pero la otra fue tranquila y con parsimonia, manifestando su total confianza en revertir la situación. Los demás en la rueda de prensa -y luego junto a Daniela Castellanos en zona mixta- no logramos ocultar el estupor ni la angustia. Fue un juego malÃsimo, más allá del horror de Daniela Gamboa en el arco sur.
El final de ese partido (a puerta cerrada y sin ser parte de un doblete) halló a la profe a la salida del estadio rodeada de varios hinchas con sus parejas, hijos y amigos. Le pidieron fotos después de manifestarle su aprecio, su apoyo y su fe en que el trabajo de la timonel del Femenino era honesto y rendirÃa frutos para clasificar.
Pero perdimos una oportunidad de oro. No habÃa mejor escenario que ganar el clásico de visitantes. Y tras 60 minutos inmensos Millonarios no fue capaz de concretar su superioridad ni ninguna de todas las opciones que generó. Y la primera en contra fue gol. Y la historia se repitió y el equipo se desmoronó. No habÃa vuelta de hoja y en el banquillo no hubo soluciones. A diferencia de otras tardes y noches de fútbol, la profe resignó una sustitución más que quedaba y sólo se sentó a esperar el pitazo final. Ella y todos sabÃamos el desenlace.
Terminaron las alternativas porque las Embajadoras reventaron en lo anÃmico. Y cuando la confianza está destrozada sólo queda una posibilidad. No importa si triunfamos bien o mal. No interesa si la diferencia es de un gol o de cinco. Vale poco más o menos si es por un penal, un tiro libre o un autogol. La única forma en la que el equipo de la profe podrá salir del limbo en el que está es ganando de a tres puntos y muchos partidos al hilo. No hay atajos ni caminos alternos.
Las palabras de ‘Majo’ Torres fueron consecuentes en el cierre del clásico capitalino. La última carta es ganar todo. Ganar todos los partidos. Ganar y respirar. Ganar y sonreÃr. Ganar y abrazar. Porque el espÃritu se quebró y no hay más forma de unir las piezas. Los triunfos morales ya no sirven y, para clasificar, hay que poner la casa en orden. Lo emocional en las huestes albiazules simplemente eso: reventó. Y sólo ganar servirá para sanar.Â
El canto de gol para acompañar esta columna es la nueva versión de ‘La última carta’ sencillo de la banda bonaerense Satélite Kingston (como la versión renovada que necesitamos en las Embajadoras):
Carlos MartÃnez Rojas
@ultrabogotano