Canto de gol: el otro clásico
Ante la falta de noticias sobre los cuatro juegos que quedan por culpa de la Dimayor y su despelote, hay que seguir desmenuzando el derbi capitalino pero, aprovechando, hablar también de qué pasó en el otro clásico: el de la tribuna.
A muchas personas no les gustó la forma como Millonarios jugó antes y después del gol. Antes, pasando atrás y evitando el riesgo. Para mí, fue la manera más prudente de mantener la posesión y quitarle el protagonismo al local. Y después, precisamente por perder la pelota y cedérsela a Santa Fe. Aquí parcialmente concuerdo, los cambios no fueron determinantes y con la salida de Juanjo perdimos el atrevimiento en el área rival.
Pero Santa Fe también juega y por ello es uno de los equipos que está prácticamente listo en cuadrangulares. Albornoz es un muy buen lateral-extremo y fue la pesadilla de Delvin todo el partido. Pero Millos no desentonó, supo defenderse sin la pelota y neutralizar a Harold Santiago. Y cuando fallamos allí, Montero dijo presente. Una actuación brillante de Álvaro, casi de 10 puntos de no ser por la quemadera de tiempo que tantas veces nos ha jugado en contra (precisamente recordé en el Sin Librero anterior una con ‘Rufay’ Zapata vestido de azul contra Bogotá FC).
Los tres puntos, a fin de cuentas, se los volvió a ganar Gamero a Peirano. Millonarios mejora en portería, defensa y contundencia en ataque. Y en la tribuna, por lo que cuentan y muestran quienes fueron, y por lo que escuchamos por tv quienes no pudimos ir, la hinchada también ganó. Fue una lástima no haber podido llenar más en oriental por las determinaciones santafereñas, pero era apenas lógico que las barras ubicadas en norte y Gorriones usaran las pocas boletas para sus parches, integrantes y/o amigos.
Pero occidental no es una casualidad. Siempre, en todos los clásicos, las personas que no tienen amigos o contactos en las barras asisten a ese codo donde está el Puesto de Mando Unificado. Comen lechona, ven el juego, celebran, cantan a la par de los Comandos o los hinchas que estén en norte, disfrutan y, con precaución, salen hacia sus casas. Son básicamente el principio de lo que muchos hinchas intentamos ser en otras tribunas por nuestras limitaciones económicas: vivir con intensidad 90 minutos que son un paréntesis de la vida real que después continúa, ignorar los conatos de peleas y las incitaciones de las hinchadas rivales, y volver a casa tranquilos para regresar a la cancha días después y disfrutar de nuevo la pasión.
Los aplausos son para todos: el profe Gamero, Leo, Montero, sus compañeros, y la hinchada. A veces puede irse en demasía, a veces toca quedarse en casa. A veces se puede estar con los Comandos o la Blue, a veces es más seguro estar en occidental. Pero siempre se acompaña, hágase o no evidente u obvio. Y no se necesitan felicitaciones de propios o extraños, es sólo nuestro ADN Embajador.
El canto de gol para acompañar esta columna y sencillamente sentarse y disfrutar, es ‘Fica’ de la banda bonaerense Satélite Kingston:
Carlos Martínez Rojas
@ultrabogotano