Canto de gol: la otra cotidianidad

En el primero de los tres días tuve que ir a recoger mi bicicleta del mantenimiento de rigor. Luego de unas diligencias me encontré con mi mejor amiga, almorzamos por su cumpleaños y nos tomamos unas polas antes de despedirnos. Después nos encontramos con mi novia y fuimos a visitar a dos amigos. Comida, chismes, risas, bromas y algunas lágrimas por historias tristes que marcan a nuestras familias.

El día dos fue sábado de pareja: caminar Chapinero, hacer vueltas y fettuccine en nuestro restaurante favorito. Libros nuevos y uno de ellos proveniente de una hermosa librería de Teusaquillo. Un jardín que la ocultaba nos invitó a un postre sencillo y una jarra de cerveza artesanal más bien maluca. Leer juntos, intercambiar historias, regresar a casa y comer pizza viendo al nuevo dolor de cabeza de Marcelo Gallardo. 

¿El tercer día? Pereza absoluta. Salir solamente por pasear a Rolo, dormir, desayunar, ver series y seguir durmiendo. Pedir almuerzo, un poco más de pereza, alistarnos y atravesar la ciudad para llegar donde nuestra otra familia. Adelantar pendientes finales de trabajo, probar un nuevo plato de mi suegra y hacer una lista de un próximo e importante evento…

Y así nos fuimos a descansar. En ese momento me acomodé en la cama para escribir este recuento. Tres días «cotidianos», si así se les puede llamar, a los partícipes del primer fin de semana que tuvimos sin fútbol albiazul en nuestra agenda. Sin partido oficial, corrijo, porque Millos nunca sale de nuestras vidas: amistosos femeninos, prendas, fotos, planes de próximos partidos. Una semana sin azul y blanco en un estadio o el televisor. Una semana en la que vivimos esa otra vida que tenemos. ¿Qué hizo usted sin Millonarios?

El canto de (no) gol para acompañar esta columna es ‘The Lazy Song’ del artista honoluluense Bruno Mars:

Carlos Martínez Rojas
@ultrabogotano
Foto: cortesía Eliana Roa y Carlos Sesquilé.