Millonarios Pereira 2024

Canto de gol: testarudez

Vamos a arrancar sin filtros, sin romantizar el porqué de toda esta situación en la que la testarudez del querido pero intransigente profe Gamero nos tiene hoy sufriendo el fútbol de Millonarios y extendiendo el suplicio visual que fue el 2024-1.

Danovis Banguero

A pesar de ser el goleador del equipo no cabe en la cabeza cómo un jugador tan limitado se mantiene en la titular. Ayer se fundió ante el calor vallenato y gracias a ello salió de la cancha, con la mala suerte para Palacios de ser el culpable de un pendejo penal en contra. Jhoan Hernández, Delvin con perfil cambiado, ‘El Curioso’ Arias o el mismo Kevin pero con la confianza desde el vamos seguramente harían un mejor trabajo que el llanero, que ve su banda como la protagonista de todas las incursiones rivales.

Welch – Giraldo

Decía yo en el otro medio partidario en el que estoy que Gamero iba seguramente a casarse con el adagio «equipo que gana no se toca». Y contra Nacional esperaba la dupla dúctil y juiciosa Charrupí-Giraldo que había ganado contra Bucaramanga. No entendí nunca el debut del panameño en un juego tan importante como contra Nacional, y las consecuencias se vieron en su responsabilidad en la entrega y posterior expulsión de Arboleda. Ayer sólo entró al final, a mi gusto sólo por el desgaste de los volantes por el clima. ¿Trascendencia? ¿Buen pie en salida? ¿Relevancia? Como siempre he dicho, un extranjero tendrá siempre que marcar diferencia para justificar su lugar en Millonarios,

Mackalister Silva

Tiene 37 años. Aunque su corazón azul tenga ganas de comerse el mundo, su cuerpo ya no le está dando para el desgaste y el mando del equipo. Por más que quiera y lo anhele, su posible rol en este Finalización deba ser en los cierres, con más aire y más cabeza fría para reparar lo que desde el banquillo identifique como falencia. Pero como si esto no fuera todo, el esquema lo ha obligado a jugar por banda, donde la irrelevancia le carga la espalda y las malas entregas, sumadas a su lógica incapacidad de retroceder y apoyar la marca, generan faltas y contragolpes del equipo contrario. Ayer la cancha lo asfixió muy pronto.

Jhon Emerson Córdoba

Tiene 13 años menos que ‘Macka’. A él sí se le puede exigir y criticar su falta de oficio, de solidaridad y de sacrificio cuando el equipo no tiene la pelota. Anoche cuando tuvo que ser improvisado como punta me dije «Perfecto, la posición que le debe encantar porque no tiene que bajar a ayudar». Jhon no vuelve, no apoya a su lateral, el equipo pierde la posesión en el primer cuarto de cancha rival y regresa caminando o trotando, cuando los extremos en Millos tienen la tarea obligada y permanente de jugar para el equipo y ser el primer, segundo o tercer defensor. Y bueno, déjenmelo quieto si la está rompiendo en ataque. Pero salvo sus últimos 30 minutos contra el campeón, no ha mostrado nada especial. Tanto así que ayer, mientras fue volante, el flanco derecho azul fue invisible porque todo el ataque se recargó por la otra banda.

Palacios – Ruiz

Salvo que exista una razón extrafutbolística o contractual, un clásico contra Nacional no puede sentar a Daniel Ruiz y poner en su lugar a un debutante. Kevin Palacios no es mal jugador, incluso dejó mejor impresión en esos minutos en Bogotá que en la derrota de ayer. Pero aunque ignorado por la prensa, Daniel fue la figura de Millonarios contra Alianza, estuvo siempre apoyando a Banguero, asociándose con Silva, con Giordana, con sus volantes de marca, ayudaba a recuperar tuvo un gran primer tiempo. Sin contar el pedazo de gol que facturó, que lastimosamente no sirvió de nada, pero que vuelve a demostrar que cuando no se puede tocar el balón hasta olerle el sobaco al arquero rival, la media distancia es válida.

Falcao – Leo

El equipo no puede jugar para un futbolista, por más que todos tengamos las ganas innegables y exacerbadas de que Radamel marque con la camiseta de nuestros amores. Pero más que ello, el esquema con el que los otros diez jugadores se sienten más cómodos y familiarizados no debería modificarse. Hay sacrificios, claro, porque Leo Castro tendría que reaprender y recordar su labor de extremo con Pereira. Pero podría ser justamente eso un picante inesperado y detonante en el ataque azul, cuando el goleador sorprenda y se convierta en un segundo punta en instantes claves del juego. Y como Falcao tampoco está para 90 minutos, Leo puede rematar como 9 de área y facturar. Con un equipo tranquilo y más cómodo, el ‘Tigre’ podrá también recibir balones más claros de los volantes y tener menos desgaste en la mitad porque la pelota no le llega.

La ausencia del 3 ofensivo y los extremos le pasan factura constante a una defensa errónea, torpe, insegura y atropellada que en sólo uno de cuatro juegos logró mantener el cero. La nómina enriquecida del semestre relegó a los juveniles que pueden dar una mano -Hernández, insisto, el de más urgente regreso. La forzada titularidad de algunos ha impedido que caras nuevas y de más físico y apoyo defensivo, como Juanjo Ramírez o Mantilla con más minutos, jueguen en pro del colectivo. Y con todo y que lo he criticado mucho, Andrés Llinás en una pierna es mucho más que Checho Mosquera. Para mí, releyendo esta columna, la testarudez de Alberto Miguel Gamero es el común denominador de todas estas variables. Y el bolsillo de la JD más la ausencia de copas internacionales le dicen que este semestre no hay más excusas.

El canto de gol para acompañar esta lectura es el muy merecido remoquete para este equipo del DT samario: ‘Levantamuertos’, de la banda bogotana Doctor Krápula.

Carlos Martínez Rojas
@ultrabogotano