Fue el clásico de la gente
Desde que se anunciaron las fechas del Torneo FOX Sports, todos los hinchas de Millonarios marcaron en el calendario el 22 de enero. Era el día en el que el actual campeón se enfrentaría ante Santa Fe, clásico rival de toda la vida, y aprovechar para cantar en la cara de los aficionados rivales la conquista del título de Liga logrado ante los rojos el 17 de diciembre.
Al frente, los hinchas rivales trataban de ver el duelo amistoso de la pretemporada como la «revancha» de aquella final que nunca se va a olvidar. El mismo Gottardi, asistente técnico azul e ídolo (¿o ex-ídolo?) de los santafereños se encargó de bajarle el volúmen en la previa: «Si queremos que sea una revancha, se tiene que dar una final y que ellos sean de local. Eso sí sería una revancha, pero no. Esto es otro partido amistoso». Era tan «revancha», que Santa Fe puso a toda su nómina titular que había jugado 48 horas antes. Gottardi lo hizo de nuevo: le puso al frente a la nómina suplente azul, para darle minutos de juego a todo el plantel (los titulares habían jugado en la mañana contra Tigres).
En la tribuna pasó lo que todos sabíamos que iba a pasar: el sector norte lleno de aficionados Embajadores, el sector Sur lleno, de sillas vacías ante la ausencia de los rojos, que todavía no superan lo sucedido en la última final, y que, por supuesto, lo último que querían era ir a ver como su rival, aquel por el que tienen un complejo de inferioridad desde siempre, les festejara en la cara un título.
Los cantos típicos de clásico se empezaron a escuchar desde temprano. Por un hincha rojo había, mínimo, cuatro azules en las gradas, por eso los decibeles aumentaban cuando se unían todas las tribunas de la mitad norte de El Campín y los cantos de los rojos no se escucharon en toda la noche. El ambiente se puso mucho mejor cuando, para sorpresa de muchos, esa nómina suplente de Millos empezó a jugar y correr mucho mejor que la titular de Santa Fe.
Ya estaban los cantos, ya estaba la fiesta. Estaba el ambiente listo, y faltaba el aderezo, lo que iba a pasar cuando se cumpliera el minuto 85, el mismo en el que Henry Rojas anotó ese golazo que hizo llorar de alegría a todo el mundo Millos y a sufrir a los rojos para siempre. Los Comandos empezaron con un Tifo en Norte que no se vio como se esperaba, después fue el turno de la Blue Rain:
«Un minuto de sileeeeenciooooo
Para el rojo que está mueeeeertoooo
Un minuto de sileeeeenciooooo
Para el rojo que está mueeeeertoooo
¡UNO, DOS, TRES, CUATRO, CINCO, SEIS, SIETE, OCHO, NUEVE, DIEZ, ONCE, DOCE, TRECE, CATORCE, QUINCEEEEEEE!»
La rutina se repitió varias veces, y con cada repetición eran más los hinchas que se unían. Primero los de Oriental, luego los de Occidental y hasta algunos en Norte. Si la moral de los santafereños estaba por el piso antes del pitazo inicial, para cuando se terminó el partido ya no existía.
Era un clásico de pretemporada que ni quitaba ni ponía, pero fue el escenario perfecto para que toda la hinchada le recordara a su rival más tradicional que al minuto 85 del 17 de diciembre de 2017, la historia del clásico capitalino se partió en dos para siempre y la paternidad ya no se puede refutar. Fue el clásico de la gente.
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