¡Estamos en la final!
Cinco años después, estamos en la final de la Liga de nuevo. Estamos luego de un partido bravÃsimo en una cancha difÃcil ante un rival que lo dejó todo. Un partido muy parecido a aquel 0-0 con Junior de 2012 que selló el paso a la que, hasta hoy, habÃa sido la última final de Millonarios. Hubo sufrimiento, hubo drama, hubo ansiedad, hubo nervios, hubo mucho aliento a los jugadores, pero al final, solo hubo alegrÃa y emoción.
Millonarios salió a comerse vivo a su rival. Los Embajadores, desde temprano, hicieron de Carlos Bejarano la gran figura de la noche bogotana. Sin embargo, con el paso de los minutos, el Ãmpetu de los azules decayó, y América adelantó las lÃneas y se adueñó del espacio, en gran parte, por la excesiva cantidad de faltas de costado que pitó Bismark Santiago, a quien se le salió el partido de control hasta el entretiempo.
El segundo tiempo tuvo más llegadas azules, y más gritos de «uuuuhhhh» en las tribunas. La pelota no quiso entrar, no iba a entrar en toda la noche. Un Bejarano agigantado atragantó más de 31 mil gargantas en varias ocasiones, hasta una pena máxima que le negó a Ayron la posibilidad de convertirse en el goleador único del torneo. Como la pelota no querÃa entrar, y la diferencia en el global era corta, se notaba demasiado el estrés en jugadores e hinchada.
Pero como todo lo emocionante tiene su sufrimiento, ahà estuvo Vikonis. El uruguayo, héroe en la ida por detener un penal, detuvo un remate americano con destino el ángulo superior izquierdo y salvó el que era el gol del empate en el global. Al final, rezando, elevando plegarias, con el corazón a mil y sin poder respirar bien, las 31 mil personas que llenaron el estadio saltaron y cantaron de júbilo. Estamos en la final, y se viene una serie durÃsima ante Santa Fe, que también servirá de revancha por lo ocurrido en los dos clásicos del todos contra todos.
Se vienen siete dÃas sin dormir, sin productividad laboral, en los que solo va a importar la final y Millonarios. Serán siete dÃas llenos de ansiedad que muy seguramente se van a hacer eternos. Resistan, hinchas azules. Preparen ese corazón porque quedan 180 minutos de fútbol en los que va a latir muy fuerte y se va a querer salir. Lo de hoy fue solamente un aperitivo.
Armen su semana de mucha fe, esperanza e ilusión, que han sido las claves que nos llevaron hasta disputar el último partido. No tengan miedo alguno por ser un clásico o por el rival, porque no hay temor en el amor. Los sueños se cumplen cuando se trabajan desde el alma, y este plantel ha llegado hasta esta instancia porque deja el alma en cada partido y tiene detrás a una hinchada que, con el alma, se rompe la garganta cada tres dÃas. Ese sueño que tenemos todos está a punto de llegar.
Unidos todos, equipo e hinchada, vamos por todo, por el premio máximo, por esa estrella en la que pocos creÃan que podÃa llegar en septiembre y que está a dos partidos de hacerse realidad. ¡Vamos por la 15!
Twitter: @elmechu
Repasa la Ficha Técnica del empate.