Canto de gol: el futuro es hoy

Hace unas semanas vi a Michael J. Fox después de muchos años, ante el público de la Comic Con en Nueva York, en un encuentro con Christopher Lloyd hermoso y nostálgico para ellos y sobre todo para los que admiramos y amamos la saga de Back To The Future. La enfermedad del exactor canadiense no oculta los estragos que en él ha generado y que, al tiempo, ha concebido una expresión tan inherente a su lucha como acertada para la vida de todos: el futuro es hoy.

La semana pasada: un carnaval de emociones, empezando por esta nueva columna, un programa en sumo sensible en el medio que dirijo y claro, la final de Copa, en un miércoles que trataré de resumir en este párrafo: Ayudar a un lector y espectador de Mundo Millos que reside en Cali para obtener la nueva camiseta de Millonarios; por ello, saludarme con los queridos trabajadores de la tienda azul de Floresta en la mañana y, al ir a la oficina postal para hacer el envío, escuchar un “Hoy tenemos que ganar” de la chica que me atendió. Una remodelación en mi casa producto de la ansiedad. Angustia inmensa por el cruce del juego con el trabajo de mi novia que hasta las 6:27 PM nos tuvo en duda para ir al partido, momento en el que sus estudiantes gritaban felices por ella haber logrado el permiso para volar al estadio. Llamar llorando a mi mamá, en casa convaleciente, para celebrar a la distancia mientras llegaba a verla. Encontrarme con tantos abrazos y que me recordaran una promesa que tengo presente y vigente. Bajar a celebrar con doña Anita, una de las señoras que vende comida en oriental sur, y que nos tuviera galletas para un brindis inusual y hermoso. Saludos de Andrés Aristizabal, un hincha que desde Tunja nos enviaba felicitaciones y la noticia que se había abonado para cuadrangulares, en lugar de pagarle la gana a los revendedores. Mensaje de felicitación de Javier ‘El Pollo’ Uribe, colega bumangués quien desde su vacación obligada aplaudía nuestra copa obtenida. Y finalmente una llegada agotada a casa para pasear a Rolo y encontrarme con un vecino costeño que buscaba escapar de toda burla y amargura en un taxi puerta a puerta, para insospechadamente encontrarse con una sonrisa azul de oreja a oreja y, sin más oportunidad, reírse de su infortunio y aplaudirme.

Además de las celebraciones, repeticiones y fotos que se postergaron al jueves, se sumaron las lágrimas de Mauricio, aquel hincha que desde Cali celebraba la Copa y la llegada de su nueva armadura, y las de mi mami, con quien fuimos a almorzar algo especial por el título y vimos la cápsula del ‘Mechu’ Jiménez de la noche anterior. Y como lo decía en la nota que hicimos con Nathalia Martínez, de una vez preparar física y mentalmente el clásico del domingo (con un interludio de explosión al ver a Ska-P por primera vez en vivo y conmemorar la vida de mi mejor amigo), que auguraba más de lo que uno logra medianamente pronosticar: Una llegada pasada por agua y peligro, con asesinos y ladrones vestidos de rojo odio y armados con piedras, machetes, cuchillos y cobardía. Un juego digno de angustia de finales, con acciones y momentos para lado y lado, una muestra de honor al ver correr a la doctora Catalina atender a un rival en líos serios, un empate merecido después de tantos peligros, un penal errado y la rabia diluida en los tiempos de adición quemados; pero pese a todo, una tranquilidad de que Millos no se quedó con nada y tiene cómo pelear en los cinco frentes que restan.

El primero es mañana en Barranquilla, donde ya sabemos lo que es ganar este semestre. Varias bajas del local en un partido que, seamos francos, sigue teniendo muchos bemoles adscritos a la temperatura, el cansancio, el resto de chequera del rival y el impredecible ir y venir de una fase cuadrangular. Pero nosotros tenemos también con qué superarlos, con nuestro juego, convicción y armas usadas y a usar por el profe Gamero, y tenemos una gran oportunidad de “caerle al caído” y recuperar los dos puntos que se nos fueron en casa. Somos los vigentes campeones de Copa, estamos a dos puntos del líder del grupo, rival de la próxima semana con quien también tenemos deudas pendientes y ya disfrutamos tanto de las mieles de dos victorias en línea como aquellas de haber visto los restos de sudor y empuje que hubiésemos querido materializar en el derby inmediatamente anterior, en una fase que ya no importa. Es hoy, el futuro es hoy. Sigamos viviéndolo minuto a minuto y creyendo en que podemos, sintiendo la fe que sentimos en esas horas diurnas del miércoles pasado. Vivamos el hoy desde el amor por este club y el agradecimiento por el presente.

El canto paralelo a esta columna fue, por supuesto, ‘The Power of Love’ de Huey Lewis: https://www.youtube.com/watch?v=H9r71vu2ggI

Carlos Martínez Rojas

@ultrabogotano.