Crónica de una paternidad bajo la lluvia
Al minuto 89 vino un centro desde la izquierda que encontró destino de Meza, y luego del arco norte del estadio El CampÃn. La pelota se fue al fondo de la red y 29 mil almas emparamadas y llenas de frÃo estallaron de felicidad. Millonarios se quedaba otra vez con el clásico al imponerse, sin jugar bien ni brillar, 2-1 sobre Santa Fe, que terminó con un jugador menos en cancha.
Ni Gamero, ni los jugadores, ni nosotros los hinchas, nadie se imaginó que Santa Fe fuera a salirle a imponer condiciones a Millonarios. Todos esperábamos el mismo trámite del clásico pasado, ver a Millos encima y a los cardenales jugando a la contra. Fue todo al revés, el visitante fue el que empezó haciendo la presión alta y desconectando el circuito ofensivo del Embajador.
Pero Santa Fe tampoco imaginó que, cuando mejor jugaba, una acción desafortunada para ellos y afortunada para nosotros quebrara el empate: de un pase de Ruiz hacia atrás, la pelota pegó en un jugador cardenal y se devolvió en dirección al arco rojo, pero le quedó servida a Herazo para ganar en velocidad y picarle la pelota a Castellanos, era el 1-0, inesperado.
El gol también le bajó los humos al rival, que anÃmicamente y hasta el final del primer tiempo se cayó y no pudo volver al partido ni acercarse con peligro sobre predios de Montero. Luego apareció la naturaleza, verdadera figura del clásico, para hacer lo suyo. Se vino un aguacero finalizando el primer tiempo que para el momento de escribir esta crónica todavÃa no paraba. Y con cancha mojada y pesada, a Millonarios le costó y le va a costar, porque no se podÃa hacer el fútbol de posesión de otras jornadas.
El segundo tiempo, entonces, fue más luchado que jugado en medio de una piscina verde. A Millos le costaba juntarse y tenÃa que jugar en largo, estrategia que no conviene, y Santa Fe poco a poco se fue acercando hasta que encontró el empate a los 63 con el recién ingresado Neyder Moreno.
En ese momento, el equipo rojo se montó en el partido y parecÃa más sólido, le estaba sacando más provecho al estado de la cancha y estaba envalentonado con el empate. Millos lo sufrÃa un poco hasta que, a los 75, una imprudencia de Góez le costó la roja y dejó al equipo visitante con uno menos en cancha.
Lo que siguió fue ver a Santa Fe aguantando el resultado con dos lÃneas de cuatro y a Millonarios tirando pelotazos a punta de amor propio, tratando de hacer valer el hombre de más. El azul no era vistoso, ni práctico, de hecho tampoco era peligroso, hasta que llegó ese centro que terminó en la red y se desequilibró el partido. Millos no jugó bien pero hizo los goles. Hubo otras jornadas en las que jugamos mejor y no ganamos, hoy la suerte y la efectividad estuvieron de nuestro lado para revalidar la paternidad.
Hijos nuestros morirán.
Twitter: @elmechu
Esta es la Ficha Técnica del partido.