Con cabeza fría: incongruencias

Una noche maravillosa. Una canción de tonos armoniosos, cada instrumento con un sonido propio, sutil y en sincronía con las notas que vibraban a su alrededor. Una pintura esbozada en un lienzo nítido con los tonos azulados más esperanzadores y brillantes que cualquier artista habría podido desear. Una película donde pelea y vence el que todos los espectadores quieren que gane, el bueno, el que despierta simpatía y símiles con nosotros mismos.

Fue ésa la historia que nos regaló el Millonarios de reparto que el director Alberto Gamero puso a actuar en el Jaraguay. Una historia de ciencia ficción al traer tres puntos de una plaza donde los titulares habían pasado tantas penurias; de romance con la red, con un Jader inmerso en su autenticidad y su fe en sí mismo y un Edgar Guerra que se va creyendo el cuento de que ese coqueteo con el gol puede ser una constante; de comedia, con la felicidad de los pelados con el pitazo final y los bailes alegres y adánicos en el camerino; y hasta de suspenso, con los últimos diez minutos que terminaron el invicto de Álvaro y nos hicieron sospechar los horribles desenlaces a los que tristemente nos hemos acostumbrado.

Pero no iba a ser así, la pintura no iba a mancharse por agua o lágrimas o lamentos. Las pinceladas de un superlativo Juan Camilo decoraban con nitidez el medio campo. Los tonos fuertes y descomplicados de Cuenú (salvo en el gol) y Moreno pintaban de Paz el lienzo. La técnica de los maestros Cortés y Segura Bolt que nos dejaba el corazón tan lleno de esperanza frente a posibles y reales ausencias de los artistas estelares. Y los trazos fuertes y certeros de Juan Carlos y «Rosalitos» para forjar óleos de seguridad que venderían la pintura al mejor de los postores: victoria en Montería con nómina alterna.

Ésta de hoy es sin duda una columna de incongruencias, porque no me es posible hablar con
cabeza fría cuando los músicos embajadores cumplieron a cabalidad las instrucciones del director
de la orquesta, me regalaron un triunfo de cumpleaños que los 19 de febrero es siempre tan esquivo, y demostraron con actitud, fútbol y goles que aunque el grupo de artistas sea limitado y no tan afamado, la música será un deleite cuando todos trabajen para la melodía completa y no como solistas ávidos de dinero y reconocimiento. Canción perfecta para la previa de un nuevo sueño: el concierto continental.

Carlos Martínez Rojas
@ultrabogotano