América Millonarios finales 2021

Taches Arriba: aquí no ha pasado nada

“¡Juegue – juegue, siga – siga!â€.

Han pasado más de treinta días sin Millonarios. Largos.

Es ayuno obligado porque, a pesar de que existen otros torneos, dejamos de consumir bienestarina azul. Nos han engordado con fechas tentativas y la expectativa desmedida en ‘reels’ interminables de televisión, promocionando un torneo fallido, debe acabar algún día. Estamos demasiado obesos de tanta angustia y los dueños de la pelota, con la venia de los que mandan en ministerios, han decidido que el fútbol siga adelante, hasta con público para un partido internacional. Ajá, así es: en el peor momento del tercer pico de la pandemia.

En el calor de Valledupar y con la infaltable represión, moneda de pago favorita para aquel que no siente identificación con el juego por diversión, sino que siente el deporte como distracción, se jugó el encuentro pendiente de cuartos de final. Eso de #SiNoHayPazNoHayFútbol es paisaje de redes sociales. Una etiqueta más. Decidieron llevar el partido pendiente a una ciudad que ofrece algún sosiego: mientras haya gases, la posibilidad de jugar fútbol será real en medio de la bruma con extensa fecha de vencimiento. El aliento de muerte caduco e infernal permitió que ¡por fin!, ¡ya era hora!, ese embeleco tuviera buena sepultura.

¿Ya era hora?

Mientras tanto pasó que, con los tiempos justicos, a la carrera y siendo todavía líder de la reclasificación, Millonarios no supera sus propios problemas. Klíver, lesionado. Macalister, isquiotibial con dolor y sin fecha tentativa de regreso. Emerson Rivaldo, el niño desequilibrante, todavía debe una fecha de suspensión. Y el broche de (Copa de) Oro: Juan Pablo Vargas, con su “fractura estable no desplazada en las apófisis transversas de dos vértebras, sin compromiso neurológicoâ€, terminará su recuperación en Costa Rica.

¿Cómo está Steven Vega? ¿Sigue entre nosotros?

Muchas dudas y pocas certezas. Han entrenado hasta el hartazgo en este mes que parece una década. Seguimos adelante porque otros dicen que debe ser así, porque parar no es avanzar, dirán algunos. No hay soluciones sociales a la vista, con o sin diálogo. Y algunos periodistas, que prefirieron no contener al poder, presionan porque no se debe pedir permiso a los que marchan para jugar fútbol, siendo lo más parecido a jugar en un “estado de sitio†ficticio. Es como atropellar a un transeúnte con el carro porque “tengo afán†o “tengo cita médicaâ€. Solo ellos son importantes.

“¿Habrán olvidado todo?, ¿será que sí podremos responder ante Junior?, ¿llegaremos a la final?†El colapso del estado (senti) mental de la hinchada embajadora parece no tener fin.

Dos partidos más, como la idéntica cantidad de objetivos cumplidos por parte del plan quinquenal para este semestre.

“¡Juegue – juegue, siga – siga!â€

Aquí no ha pasado nada.

Leandro J. Melo C.
Twitter: @lejameco