El día después: el experimento
Cuando escasean los hombres preparados para una labor definida, hay que improvisar. No queda otra opción. Eso hizo Alberto Gamero. Invente, profe. Invente. Aunque Millonarios no ganó el partido, él puede sacar a relucir un empate gracias a su imaginación, su tablero táctico. Pateó la pizarra y salió justo ganador. Si lo condenaban por ser sombrío y jugar a lo mismo siempre, ayer mostró que tiene recursos en la libreta. Podemos armar la línea que más nos parezca: cinco cuando nos atacan o tres cuando vamos al frente. Con eso pudimos aguantar 45 minutos. Con eso bastó para decir “es una novedad”. Si le gusta o no, queda a su parecer.
Junior es un equipo fortísimo, con recambio, lleno de dinero y grandes nombres. No pudo pasar del empate. Como la nómina más costosa del país, apenas marcó un gol. Del rival esperamos exuberancia, remates, posesión de juego. Pensamos que uno de los 32 mejores equipos de Sudamérica, clasificado a nuestra esquiva copa internacional, nos pasaría como aplanadora de tejido vial. Eso no pasó. Fueron inferiores a su abolengo, dignos de su altivez y su dinero. Los hombres azules se batieron mano a mano, generando dos remates, Matías y Salazar, que hicieron volar al arquero promocional de bebidas energizantes. Si Junior se queja porque el nivel de la liga es bajo, con Amaranto como vocero, les presento al Bayern Munich: son los mejores de Alemania y hacen su tarea bajo ese parámetro. Son campeones regulares. Demuestren, dejen de quejarse, sean ejemplo. Compitan. Esto es de esfuerzo, no de dinero. Aunque con excepciones, por supuesto.
El punto sabe bien en la medida de jugar contra un equipo superior. En otro contexto exclamaríamos “¡puntazo de oro!” Hoy lamentamos otros empates ante rivales menos competitivos, más menesterosos. Nos duelen las oportunidades perdidas. Estaríamos mejor posicionados si otrora hubiéramos sido más penetrantes, determinados, cuidadosos. Lo que vimos anoche ante Junior fue una muestra de pundonor, cariño, necesidad y carácter. Jóvenes con empeño, veteranos con aplomo, un equipo con idea.
Quedan muchos pendientes arbitrales por resolver. Estimado Wilmar Roldán. Usted es el mejor árbitro del país. Tiene su escarapela fija para 2021 con 40 años. Pero por favor, tenga cuidado. No basta con dejar jugar y esconder tarjetas. ¿No fue amonestación sobre Ditta en una entrada artera contra Arango? ¿En serio Viera fue estorbado por Matías en un saque, o el arquero pierde el balón por torpeza? Si Teófilo intentó engañarlo con un supuesto penal cometido por Godoy y el VAR lo corrige, ¿no merece tarjeta amarilla por su exageración? De usted, como el mejor árbitro, depende la supervivencia del VAR en Colombia. Por favor.
Quedará para la anécdota este empate. Con el punto estamos obligados a ganar lo que nos queda. Debemos trepar una cuesta difícil en las próximas semanas. Tenemos otro sabor de boca, levemente más dulce.
Anoche fuimos un equipo de verdad. Los niños ya son hombres. Gamero sonríe. Profe: guarde este andamiaje táctico para el futuro. El destino le puede estar indicando que por aquí puede ser el camino para finalizar 2020. El experimento fue exitoso. Y Elíser tiene talento para lanzar jabalina.
Próxima parada: clásico añejo en Copa Sudamericana. Deportivo Cali es el objetivo.
Leandro J. Melo C.
Twitter: @lejameco