Una noche de mierda. Un mes de mierda
Hay un pelotazo al área. Payares busca la pelota, la cabecea con destino a la nada y entre FarÃñez y Rambal buscan recuperarla, parece una escena de equipo amateur. «No sea tan hijueputa», grita mi cuñado entre el desespero y el desconsuelo. «Menos mal no está mi sobrino», es lo único que me da por pensar. La escena simboliza un clásico de mierda en una noche de mierda que parece redondear una campaña de mierda que se fue a la mierda en un mes de mierda.
Se fue octubre, que comenzó con una derrota de mierda en Cúcuta y termina con otra derrota de mierda en pleno clásico. El octubre más negro de todos los octubres de todos los tiempos. Estábamos peleando por el liderato, ahora bucamos salir del ataúd.
«QuÃtense la camiseta y dénsela a la hinchada que juega mejor», terminó cantando la popular. Nada para objetar. «Esto es un fracaso de nosotros los jugadores», pregona Mackalister al final del partido. El único que siempre dio la cara, el verdadero lÃder, el capitán sin cinta. Los demás pasaron sin decir nada, como si no hubiera sido suficiente romperle el corazón a millones de hinchas que se ilusionaron con que algo podÃa cambiar.
Clásico de mierda. Errores de mierda. Los laterales desesperan hasta al más optimista. Goles que ni jugando al Playstation en modo principiante se ven. De repente parece que Santa Fe es el Barcelona y Millonarios el Alcorcón. Nos atacan como les da la gana y no sabemos controlarlos. Llegábamos con la ilusión de revivir en el clásico, nos terminaron enterrando en el clásico, como hace un año en la despedida de Russo. Hubo gente que abandonó al estadio al minuto 15 del segundo tiempo cuando entró el cuarto gol.
Un dÃa pensé que el dolor del 5 de junio iba a ser lo más duro del año. Pero no. Todo parece indicar que hacer 50 puntos en el primer semestre no va a servir para ni mierda porque nos tocó un mes de mierda que termina dañando un semestre de mierda y de paso todo el año.
Estamos a la espera de un milagro mientras rezamos y nos aferramos a lo que parece un imposible. Decir que estamos en estado de coma es poco. No le pidan al corazón que no llore, no le pidan al alma que no se rompa. Vamos a estar hasta el final porque asà somos, tan románticos como masoquistas. Aferrados a las matemáticas y a las calculadoras porque no podemos aferrarnos ya ni al fútbol ni a la actitud. Se perdieron por el camino hace rato.
Twitter: @elmechu
Esta es la Ficha Técnica del clásico.