Nos mataron la ilusión
Para cuando terminó el partido, más de 29 mil personas buscaban explicaciones. Quiere decir que 29 mil hinchas, entre trabajadores, independientes y estudiantes, decidieron desafiar al mundo y a sus costumbres para decir «aquà estamos» en un estadio de fútbol.
Eran 29 mil personas que pidieron permisos, simularon diarreas, «caparon clase», pasaron excusas o, simplemente, todo les valió una mierda con tal de estar a la hora que era en el lugar que era: su equipo del alma se jugaba la vida para llegar a una final. Ahora no encontraban explicaciones.
Es muy, pero muy triste: 29 mil personas lo dejaron todo por un equipo que no les correspondió nada, que se arrugó ante el reto más grande, que apenas vio el estadio imponente sintió nervios, que no supo aguantar ante la presión de la combinación: miércoles por la tarde – estadio lleno – posibilidad de llegar a una final.
Pasaron 8 minutos, gol en Ipiales. Sensación complicada que no duró ni un minuto porque Carrillo anotó y celebró con sus manos en forma de corazón. Estábamos en la final, para ese entonces no importaba nada más. Millonarios ilusionaba a su gente aunque ya dejaba destellos de sus nervios.
Con imprecisiones, con fallos, con nervios… se fueron los primeros 45 minutos. Pasto ganaba 2-0 pero a nadie le importaba. Millos hacÃa lo suyo y estaba en la final…
Empezó el segundo tiempo y empezó también el desastre. Todo lo que Millos habÃa hecho mal el primer tiempo pagó el precio: llegó el empate y poco después el 1-2. En el fondo todos sabÃamos que podÃa pasar pero la soberbia no nos hacÃa ver bien. En el partido más importante del año, a los nuestros les faltó talante para afrontarlo. Era una verguenza ante 27 mil asistentes que sà lo habÃan dejado todo para ir al estadio.
Hubo cambios, todos desafortunadamente malos. Marrugo era el único que animaba a la tribuna tras el 1-1 y lo sacaron al minuto. Ovelar entró a buscar el gol y solo encontró problemas. A Carachito lo borraron todo el semestre y de repente lo buscaron para los últimos 20 minutos del torneo con todo en contra…
A Millonarios todo le salió mal. Era el favorito de todos y para todos, pero «pecheó» (término que usan los argentinos para algo asà como «dejó escapar de forma increÃble») lo que parecÃa el paso fijo a la final. Millos dependÃa de Millos…
No hay forma de culpar ni a Dimayor, ni a los horarios, ni al sistema de campeonato. A Millos le quedó grande demostrar que habÃa sido el mejor del año, por eso Pasto es el finalista, porque queramos o no, Pasto hizo más puntos que Millos en la semifinal y eso no lo salvaban ni 10 puntos invisibles.
En Millonarios lloramos la derrota, porque nos quedó grande el honor. Nos mataron la ilusión.
Twitter: @elmechu
Esta es la Ficha Técnica del partido
Pingback : Entre la apatÃa y el escepticismo – Mundo Millos