Andrés Cadavid: ¡muchas gracias, capitán!
Cuando Andrés Cadavid llegó a Millonarios en 2013 su credibilidad dentro de la hinchada estaba más abajo de cero. «El tipo que lesionó a Tancredi» era el mejor tÃtulo que tenÃan los aficionados azules en la cabeza una vez fue anunciada su contratación por el incidente del 19 de noviembre de 2011 en el que el volante uruguayo salió fracturado y se perdió el resto de la temporada en un Millos – América que, dicho sea de paso, condenó a los «diablos rojos» a jugar la promoción.
Asà le tocó al defensor paisa, ir contra la corriente paso a paso e ir escalando peldaños hasta tocar la gloria que hace seis años, seamos sinceros, nadie se imaginaba. Comenzar como suplente y pelear un espacio en la nómina titular, atravesando el ciclo de ser solo titular en los partidos de Copa hasta ganarse su lugar en el primer equipo. Después, trabajar duro para conseguir la cinta de capitán y por último el objetivo principal: ser campeón, lo logró dos veces y levantó dos trofeos, ambos como visitante y ambos ante los dos equipos que más detesta el hincha.
Tras seis años vistiendo los colores del Embajador, Cadavid decidió buscar nuevos rumbos. Andrés deja a Millonarios con dos tÃtulos oficiales -quizá los más especiales de todos para una hinchada que duró más de dos décadas en ayuno y vio como los rivales celebraban, una a una, todas sus conquistas- y con 18 goles anotados, de los cuales la mitad fueron en 2018, superando el récord que tenÃa Miguel Augusto Prince en 1984 y convirtiéndose en el defensor azul con más goles en un mismo año, de paso consiguiendo su primer doblete en su carrera y el primero de un defensa de Millonarios desde José Mera en 2009 (casi una década completa).
Del paso de Cadavid por Millonarios, seguro, quedará más que solo un recuerdo. Su legado en esta historia azul dejará grandes anécdotas adentro y afuera de las canchas como sus 4 goles a Santa Fe (incluyendo el de la gran final 2017) y la forma como, frente a los micrófonos, entonó el inmortal «Millos no tiene marido, Millos no tiene mujer pero tiene un hijo bobo que se llama Santa Fe» en medio de las celebraciones de la estrella 15 varias veces.
También recordaremos aquel grito de batalla que dio en el camerino del Atanasio Girardot aquella noche de la semifinal contra Nacional y ese «Dele pues, papá, sienta al amigo de al lado. Nadie está solo, hermano» que se escuchó y resonó en todo el mundo Millos gracias a las redes sociales, y obvio, sus declaraciones llenas de dolor con la voz quebrada cuando salimos eliminados en el último minuto: «tenÃamos mucha hambre de quedar campeón con esta camisa, jueputa», palabras que sacaron más de una lágrima entre nosotros porque nos tocó las fibras más sensibles, aquellas que estaban desgarradas.
Meses después, en ese mismo lugar, Cadavid tuvo su revancha: levantó la Súper Liga, la celebró con su familia y hasta braveó al capo de la barra brava local, un tipo súper mal perdedor al que le dolió que le dieran la vuelta en la cara. Esa noche, el Kaiser era seis millones de hinchas que también querÃan darle la vuelta en la cara al tipo. Seguro nunca lo olvidaremos, seguro.
«El tipo que lesionó a Tancredi» ya no existe. Nos quedamos con el Cadavid guerrero, el que sufrió fractura en la nariz pero siguió jugando, enmascarado o no. El que arengaba a sus compañeros en la victoria y en la derrota. El que hizo goles de cabeza, de larga distancia y de penal, y celebró sus conquistas con saludo militar o mostrando el tatuaje de su mamá para luego dedicárselo en las redes sociales. El «loko de Narnia», como se hacia llamar, el fanático de los polÃgonos y las armas. El de los gritos del alma con la frase «¡golazo, hijueputa!» cada vez que un jugador de Millos hacÃa un gol.
Cadavid fue fútbol, coraje, corazón y persistencia. Cadavid simbolizó con su camiseta número 5 y la cinta de capitán lo que todos los hinchas quieren que los representen al defender este escudo. Por tanto y por todo: ¡Muchas gracias, capitán!
Twitter: @elmechu